jueves, 7 de enero de 2010

BERLÍN

Mi jermu casi me mata en los días en los que investigué y escribí para esta nota, que al fin salió publicada en el suplemento No. Me estresé mucho, trabajé otro tanto, tuve idas y venidas con mi editor, llegué a obsesionarme con la ciudad pero al fin salió y eso me puso muy contento. Y a mi jermu también.

miércoles, 6 de enero de 2010

EL VIAJE NO SE ACABA DEL TODO

Navidad en casa de Male, en la isla. Invitado especial: Kelo, de visita en la patria. Un regalo de mi prima Laura para abrir a las 12. Nos pidió que filmáramos el momento. Kelo en la cámara, Male en las luces (voladoras) y esto fue lo que sucedió:



Libro que no compramos, libro que Laura nos regaló. ¡Gracias!

domingo, 27 de diciembre de 2009

ALTA Y CLARA

El jueves pasado el suplemento Las 12, de Página 12, publicó una nota firmada por los autores de este blog sobre el festival Voix de Femmes.

Pueden clickear acá para leerla.

La estadística indica que se registraron 0 peleas en la redacción de esa nota pero ese dato no se lo pasamos a Página porque queríamos que fuera exclusividad de nuestros lectores.

martes, 15 de diciembre de 2009

IMAGEN REPETIDA


La imagen del guante huérfano se nos apareció en todas las ciudades.

viernes, 11 de diciembre de 2009

HASTA PRONTO, PEPECITA

Pépé se quedó a dormir el domingo con nosotros en lo de Vero y Kelo. A la mañana, salimos a dar una vuelta por el 16éme, el barrio donde ellos viven por esos azares de la vida laboral y donde gente como nosotros no tiene demasiado qué hacer. Sin embargo, fue ahí y el última día que hicimos eso tan típico de París: tomarnos un café sentados en una mesa en la calle y ver pasar la gente.


Perrine se quiso sacar esta foto frente a un hospital que se llama casi como ella:


Santa Perrine cura, trae suerte, cumple y dignifica.

"¡Llévenme!", nos repetía a cada rato, mientras cerrábamos la valija, mientras viajábamos en metro a Gallieni, mientras hacíamos el check-in del Eurolines. Ay, Pepecita, qué no daría por tenerte en Buenos Aires ahora, cantando mientras preparás una tisana en nuestra tetera, tocando la quena que nos regalaron los "sobrinos" chilenos y a la que nosotros no somos capaces de sacarle un sonido, metiendo mano en nuestras macetas, prendiendo velas. Estoy segura de que vendrían más pájaros y mariposas si estás acá, y quizás hasta algún gato nos adoptaría.

Pépé y la poule.

Una de las últimas charlas que tuvimos fue acerca de los viajes, y de todo lo que uno extraña después, y que casi casi que sería mejor no haber viajado nunca ni haber conocido a nadie para no sufrir tanto después.

AMIGO FUTBOLÍN

A Roeland lo conocí hace dos años y recordaba dos características esenciales de su personalidad: es gracioso y es futbolín. Cuando visitamos su casa en febrero del 2008 tenía pegado en el baño el fixture de la Eurocopa que se jugaría pocos meses después. El baño es chiquito, así que desde el inodoro se leía a la perfección. Ahora tenía pegada la programación de distintos torneos que se televisarían durante diciembre y también una columna que él escribió para un medio especializado en educación sobre las ventajas de leer los atlas (es docente de geografía). "El baño es mi oficina", resumió Roeland, que recibe todas las semanas una revista deportiva, que también colecciona en el baño.

Hace unos meses hizo un curso de español en Salamanca y durante nuestra estadía sólo quiso hablar en nuestro idioma y, por cierto, se las arregló bastante bien. Hasta nos escribió un poema para San Nicolás en español, lo cual es un avance notorio teniendo en cuenta que la otra vez nos había dejado una cartita con traducción simultánea en inglés. Vimos juntos el sorteo del Mundial y ambos quedamos conformes con los rivales que nos tocaron. La última noche fuimos los cuatro a tomar unas cervezas al bar irlandés que estaba enfrente de casa y luego, cuando volvimos, nos tomamos otra en casa, mientras las chicas se iban a dormir. No me acuerdo mucho de qué hablamos porque ya estaba bastante en pedo, pero al menos logramos entendernos en un español lento y, quiero creer, preciso.

Le llevamos de regalo unas medias de fútbol de Almagro, que ya estrenó, y en este video hace un análisis sobre el Diego y sobre el tricolor. La frase "el Diego es lo más grande que hay", con el gesto fierita incluido, fueron sus primeras palabras en español y se la enseñaron unos rosarinos amigos de Saskia.

SOIRÉE LATINA

Nuestra vuelta a la patria fue de lo más compliqué. Teníamos que tomar el avión en Madrid, a donde finalmente no tuvimos nada que hacer. Tomar un tren de Utrecht a Madrid era carísimo; tomar el Eurolines insumía dos días (el Eurolines, intuyo, tiene recorridos circulares); tomar esos aviones "baratos" que te terminan cobrando el equipaje de mano que no te dejan subir, la reserva online que no hiciste y otras tramoyas, para mí, mal que le pese al Jose, no era opción. Así que fuimos en micro de Utrecht a París, el domingo a la mañana. Pernoctamos en lo de Kelo y Vero y salimos el lunes a la tarde de París a Madrid, adonde llegamos el martes a la mañana. El martes a la noche dormimos en el avión (yo caí inconsciente, directamente). A dos días de haber vuelto, no puedo dejar de madrugar y al mismo tiempo un cansancio como nunca en la vida.

A lo que iba (porque el jet-lag me vuelve muy dispersa): el domingo a la noche hubo fiesta de despedida en lo de Kelo y Vero con los amigos de París. Los mencionados K&V, Pépé que justo ese fin de semana tuvo un taller de canto en la ciudad, Seb, Delphine y Ana (directora y actriz de teatro a las que conozco del festival) y hasta una antropóloga francesa que estudia no sé qué del barrio de Boedo, a la que conocimos en esta ocasión tan particular. La "Soirée latina" había sido idea de Fernando, el director de mi obra Ábaco, que también vive en París, pero se le prolongó un ensayo y no llegó. No se armó baile, lo cual siempre me decepciona un poquito, porque siempre, siempre estoy queriendo bailar, pero fue hermosa esta despedida. Me encantó que Seb le recomendara rincones de París a Pépé (ella no conoce mucho, él ama su ciudad), presentar a Pépé como artista ante Delphine y Ana, que Ana quiera hacer yoga con Vero aunque le den vértigo las invertidas, que Vero y Pépé se hayan conocido porque seguro que se van a volver a ver y se van a llevar muy bien. Estaba tan contenta que en un momento me dio el Síndrome Fiesta de Quince y quise fotos con todos:

Con Ana y Delphine

Con Perrine (Pépé) y Seb. Nótese la cara de interesante de Seb.

Con Kelo

Con Vero y la boedóloga

La noche anterior, Jose le había contado por teléfono a su mamá que habría una soirée latina para despedirnos de los amigos en París y de pronto me di cuenta de que eso sonaba "très cool", y quizás hasta bastante snob, y me dio muchísima risa.

Nota al pie: la foto con flash en interiores debería estar prohibida por ley. Eso opino. Pero así soy yo, toda contradicción.

jueves, 10 de diciembre de 2009

DESCONTROL GASTRONÓMICO EN MADRID

Llegamos a Madrid cerca de las 7 de la mañana y nuestro avión salía a las 22. Perez había arreglado un encuentro con Esmeralda y José, dos amigos españoles que conocimos este año en Buenos Aires y que se voluntarizaron para pasearnos durante ese rato muerto y, luego, llevarnos al aeropuerto.

Dejamos todo el equipaje en la consigna y salimos a caminar por una ciudad que recién se estaba desperezando. Por las calles quedaban bastantes rotos de la noche anterior y estaba todo cerrado. En ese momento, no podía imaginar la maratón gastronómica que me esperaba. Perez me juró que me iba a llevar a tomar el mejor chocolate con churros del mundo y debo decir que no me defraudó. Desayunamos en San Ginés, una histórica chocolatería que no conocía y a la que deberé volver cada vez que vuelva a Madrid. Al mediodía, mientras caminábamos con ellos cerca del Palacio Real, liquidamos las últimas sobras francesas que nos quedaban en el bolso: queso de cabra, camembert y baguet para recuperar energías. En ese barrio también nos tomamos una cervecita con unas aceitunas y de ahí enfilamos para un bar que ellos describieron como "cutre" y yo diría que estaba en la frontera en la que lo pintoresco se funde con la cacona. Me preguntaron si prefería ir a otro lugar y dije que ni en pedo, no me iba a poner quisquilloso minutos antes de volver al Tercer Mundo. Además, toda la mugre del lugar eran las servilletas que se tiraban al piso. Nada grave. Al menos te daban servilletas, no como en Berlín. Allí comimos el plato típico del lugar, que es un sánguche de rabas fritas. Una bombita que me hizo pensar en que no iba a poder probar bocado en el resto del día, pero cuando atardecía Jose sugirió pasar por La Mallorquina, otro lugar típico de Madrid, donde compró cuatro napolitanas, algo así como la versión gallega del pain au chocolate pero, créanme, aún más rico. Por suerte, sobró una, que devoramos ayer, con Larissa. Las napolitanas las comimos mientras tomábamos un café en una parrilla argentina que se llamaba "El virrey de San Telmo".

Con la panza llena, llegamos a horario a Barajas, aunque el camino estaba pésimamente señalizado.

SUEÑO

Sueño que estoy en mi casa. Sueño con el techo azul de mi habitación, con el perchero con mi ropa. Sueño que paso de pieza en pieza. Hay una fiesta. Está Saskia por ahí, también Kelo. Es una fiesta de despedida. Mañana bien temprano seguimos viaje. Nos esperan muchas horas por delante en micro o avión. Esta casa, la nuestra, es sólo una más de las muchas en las que estuvimos estos meses. Muy linda, pero hay que irse. Hay que seguir viaje. Pienso que no quiero viajar más pero no se lo digo a nadie.

Me despierto. Oigo pájaros. En Europa no se oían pájaros porque era invierno. Sólamente me cubre una sábana. Abro los ojos: el techo azul de mi habitación, el perchero, la espalda pecosa de Jose. Es verano y estamos en casa. Volvimos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

EL TERCER PASAJERO

Durante la mayoría de los días de este viaje, estuvimos unas cuantas horas en la calle. Por lo menos, cuatro, cinco horas. Como las temperaturas eran bajas, salíamos armados con mate, galletitas, frutas secas, sánguches, fruta, ensaladas, lo que tuviéramos a mano para ir bancando el paso del tiempo. Esas vituallas se sumaban al elenco estable que estaba en la mochila, como la cámara de fotos, un anotador, un mapa. Y a todo eso se sumaba el abrigo (gorros, guantes, bufanda), que iba entrando o saliendo, según el clima. Como verán, salíamos bastante cargaditos.

Ejemplo de un día largo: salir cerca del mediodía, hacer pic nic cerca de un museo (o algún lugar que quisiéramos visitar), entrar al lugar elegido, picar algo a la salida, caminar un rato por algún lugar lindo que hubiera cerca, tomar unos mates (si fuera por Perez, ella tomaría antes, pero a mi no me gusta tomar mate muy cerca del almuerzo).

Nada podríamos haber hecho en este viaje sin las mochilas que nos acompañaron durante estos casi dos meses. Ellas fueron el tercer pasajero. En casi todo momento estuvimos pendientes de ellas, porque no terminábamos de creer que no estuvieran en peligro de ser robadas. El armado de la mochila antes de salir ocupó un rato de cada uno de nuestros días. También su desarmado, un arte menospreciado pero igualmente importante, sobre todo para evitar el mundo caca (encontrarse algo que se pudrió dentro de la mochila puede ser muy deprimente).

Yo sigo pensando que mi mochila verde es más o menos nueva y debe tener casi quince años. No importa, se la re bancó una vez más. Y también debo hablar muy bien de la mochila roja de Perez, con un estuche para la notebook. Si puedo, en el free shop argentino me compro una como la suya porque estaban baratas cuando nos fuimos, pero volvemos tan temprano que seguro que no va a estar abierto.

SAN NICOLÁS

Cuando Saskia me dijo que nos quedáramos hasta el 5, que era la fiesta de San Nicolás, muy tradicional acá en Holanda, no me imaginaba esto. Creo que pensé en algo parecido al desfile de Reyes que vi una vez en Sevilla, con los susodichos en camiones abiertos arrojando golosinas a los chicos, pero en este caso a niños rubios. Y Máxima, me imaginé también a Máxima, no sé bien qué hacía, pero ahí estaba.

Después de una semana en Holanda, y habiendo visto lo que vi, creo que puedo intentar explicar este fenómeno.

San Nicolás es el Papá Noel local, o más bien su antecesor. Deja hoy sus regalos, aunque la entrada al pueblo la hizo a mediados de noviembre. Tiene un gorro de obispo y un ayudante, que es el Negro Pedro. Es decir, tiene un esclavo negro.


También pueden ser varios los negritos. Ojo, son blancos pintados de negro, no negros de verdad. Parece que alguna vez hubo polémica en la sociedad holandesa al respecto, pero la tradición fue más fuerte y el Negro Pedro sigue cargando la bolsa con regalos. Eso sí, si te portás mal, te pega con unas varillas que tiene en la mano y te mete en la bolsa. San Nicolás no se mancha las manos.

Saskia me explicó todo esto mientras decapitábamos un San Nicolás de chocolate con leche que nos había regalado Martha en Bruselas.

Para San Nicolás, las familias se hacen regalos, pero no a la marchanta. Acá está todo previsto. Se hace un sorteo tipo amigo invisible. Existe incluso un sitio web que asegura que no haya repeticiones. Porque cada uno recibe varios regalos de distintos "San Nicolás". Por lo que entendí, reciben uno grande, uno pequeño y una sorpresa. La sorpresa es alguna manualidad. Y además hay que escribir poemas, en los que se carga al destinatario con el que haya sido su tema más importante del año. Quién le regala a quién, es secreto. Durante muchos días supe a quién le regalaba Saskia y a quién le regalaba Roeland y estuve a punto de sucumbir y esparcir la información, pero Jose me contuvo al grito de "bocona".

La gente se pone muchísimo las pilas con las manualidades. Saskia, que además dibuja muy bien, hizo para su cuñada (ya se puede contar) un calendario de comidas para la semana, con sugerencias de recetas de acuerdo a las actividades de ella de cada día, y papel para que se anote lo que tiene que comprar. Roeland le hizo a su cuñado una especie de revista sobre motos, que parece que le gustan mucho, y muchos chistes en holandés que obviamente no entendimos.



No les habíamos confirmado a Saskia y a Roeland hasta cuándo nos quedábamos, así que no contaban con nosotros y comían con la familia de él. Mejor así, porque ellos hablan sólo holandés y nosotros no. Además, pensé yo, les descuajeringábamos el sorteo. Cuando volvimos de dar nuestra última vueltita por Utrecht, nuestra última vueltita del viaje, nos encontramos con un poema de Roeland y nuestras letras de chocolate, que son otra tradición. Bueno, en realidad eran dos letras S, ahora que lo pienso quizás eran sólo para Jose y representaban su apellido.

Nosotros acabamos de escribirles unas "Coplas Argentinas de San Nicolás", sumándole a la consigna vernácula un poco del humor más picante de nuestros pagos. Los regalos que traíamos para ellos (un comic para Saskia que es muy fanática, las medias del Trico para Roeland que es muy futbolín) se los dimos el primer día. Pero bueno, algún chocolate belga nos sacará de apuros.

¡Qué pena! Acabo de darme cuenta de que el poema de Roeland, en su graciosísimo español, ya está en la valija. Y como hoy hice la valija en apenas 50 minutos y sin ponerme a llorar ni pelearme en ningún momento, no quiero tocarla. Una vez más, las fotos se hacen desear.

viernes, 4 de diciembre de 2009

AMISTAD

Jose y Roeland miran el sorteo del Mundial.

Saskia prepara sus manualidades de San Nicolás.

Yo (¡sacrilegio!) investigo wordpress para hacer el blog del réseau, la red de mujeres del festival.

Esto es lo que quería al proponerle a Jose venir toda una semana a Utrecht, y no tres o cuatro días como hice otras veces: compartir la vida de todos los días de Saskia y Roeland, hacerme un rincón en su casa, estar cómodos también en silencio.

EL SUEÑO TERMINÓ

Luego de probar la bici por las calles holandesas, de pelear un poco el precio (pobre mi jermu, terminó traduciendo al francés una charla con el vendedor, porque él no hablaba inglés, cuando ella no quería participar) y de aprender cómo se doblaba, tuve que irme al mazo cuando vi la caja que tendría que llevar: era gigante, imposible de cargar. Ni hablar de cargarla junto a una valija, una mochila y otras boludeces. Ni hablar de llevar todo eso en el metro, como tendremos que hacer en Paris y en Madrid. Pensé que iba a transformarse en un bulto más chico cuando se doblara, pero la caja medía más de un metro y medio. El sueño terminó.

jueves, 3 de diciembre de 2009

OTRO INVENTO ARGENTINO

En estos casi dos meses de viaje no me crucé con ninguna revista, en ningún país, que tuviera algún culo en la tapa. La culomanía es otro invento argentino. Ni siquiera en Brasil se ven tantos culos en los kioscos. Me parece que la culomanía dice algo de los argentinos que no queremos ver o escuchar. No puedo precisar qué es, pero no debe ser algo del todo bueno.

VIDEOS

Acá pueden encontrar unos videos sobre nuestras actividades en el festival. En la sección Ateliers, está el de tamburino que tomó Jose, aunque en las imágenes sólo aparece tomándose un vinito. En Réseau et Resistence, apreciarán a Perez en modo entrevista, cebando mate muy folclóricamente y también gesticulando aburrida y malhumorada la vez que al final je me suis cassée (me las tomé) de una actividad.

Estos videos fueron realizados por el taller de medios de una de las asociaciones que organizan el festival y en este momento, parece, están pasándolos en la tele de Liège. ¡Menos mal que me maquillé!

Ah, el de la foto que flamea bajo un pin con la bandera de Palestina, ese buen mozo, es mi papá.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

ÍDOLO PUEBLERINO

La celebritie de Utrecht es el dibujante Dick Bruna. Miren qué cara simpática que tiene:



Este bigotón es el responsable de esta conejita, que en holandés se llama Nijntje (nunca terminé de entender cómo se pronuncia) y en inglés se llama Miffy. Miren qué tierna que es:



Ahora que ya conocen a los dos, les cuento que Nijntje es la protagonista de cientos de libros que mantienen un formato riguroso: tienen 16 páginas, en las páginas pares van los poemas de cuatro versos, en las páginas impares aparecen los dibujos, que sólo deben tener los colores azul, rojo, amarillo y verde. Bruna no acepta variaciones de esos colores y usa siempre los mismos (y también el blanco y el negro). La idea es que todos los dibujos sean lo más simples posible y que los personajes aparezcan siempre más o menos con la misma cara. Esta es la tapa del primer libro:



Cerca de casa, hay una placita que tiene este monumento en honor a Nijntje:



Como no podía ser de otra manera, Bruna y Nijntje tienen su museo en Utrecht y lo visitamos ayer. Vimos un documental en el que él decía "todos los días a las 8.15 llego a mi estudio. Antes, salgo de mi casa con la bici, paso por el mismo bar y tomo el mismo desayuno". Riguroso el tipo. En Holanda hay infinitos productos de Nijntje y sus amigos, que también tuvieron su versión en dibujitos animados y en otro tipo de animaciones. Luego de más de media hora de profundo research en el gift shop, logramos comprar algunos regalitos, que serán prudentemente entregados en mano a algunas hijas de distintos amigos.

También quiero decir que el mundo que inventó Bruna es tiernísimo, pero luego de un rato en su museo me empezó a hinchar un poquito los huevos.

UNA ANÉCDOTA DE PARÍS QUE NUNCA ESCRIBÍ

Una tarde, que ya parece de la prehistoria, fui a visitar a Jeanne Dupouy, una señora muy viejita que desde la época de la dictadura apoyó mucho a la noble institución de derechos humanos que me vio crecer. Fui muy contenta de poder charlar con ella en francés (aunque ahí estaba María Cecilia para traducir) y de entretenerla un ratito, porque está pasando momentos complicados. La asociación de derechos humanos en la que ella militó toda la vida editó en Francia un libro con textos míos de cuando era chica y aunque pasaron casi veinte años de eso, yo no me olvido. Es una institución que se llama A.C.A.T., Acción de Cristianos por la Abolición de la Tortura, y que tiene la particularidad de que moviliza a muchos voluntarios católicos en todo el país. Grupos locales de A.C.A.T. apadrinaron cada caso de niños desaparecidos en la Argentina. Pues bien, Jeanne me contó que en el pueblito en el que apadrinaron a la hermana de mi amiga Juliana, cuando se enteraron en febrero de que había aparecido, las viejitas católicas se pusieron a llorar de emoción, todas juntas, en la parroquia en la que estaban reunidas.

Yo venía de ver otro grupo de viejitas en la sede de A.C.A.T. haciendo el trabajo más embolante de una oficina: ensobrar. Seguramente cartas, cartas a los gobiernos malos del mundo exigiéndoles que dejen de hacer sus fechorías y cartas de apoyo a "los resistentes", como se les dice en francés a los que toman parte en movimientos de resistencia. Las cartas a los gobiernos malos del mundo no sé si sirven, pero las segundas creo que sí. Se me ocurre que te hacen sentir que no estás tan solo, que a alguien lejano, por alguna razón incomprensible, le importa lo que te pasa y lo que estás haciendo. Esto es lo que me hicieron y me hacen sentir Jeanne, María Cecilia y el A.C.A.T., por más que el olor a incienso me dé un poco de alergia.

¡Ay!, me acabo de dar cuenta de que me olvidé de mandarle mi cartita a la resistente birmana a la que le dedicaron este festival Voix de Femmes. No puedo estar en todos los frentes de batalla de la militancia, chicos, no puedo.

Llamada a pie de página para la resistente Juliana: si con este post no te hago comentar, me rindo.

BUH, AMSTERDAM!

¿Cómo hacen los holandeses para seguir charlando y riéndose por la calle con un frío como el de hoy, bajo la lluvia, sin paraguas y en saquito?

Estamos parando en Utrecht, en la casa de nuestros amigos Saskia y Roeland. Después de dos días de pasear por esta ciudad y trabajar un poco indoors, hoy decidimos tomarnos el tren e ir de nuevo de excursión a Amsterdam, que es muy cerca, para pasear, hacer algunas compras, visitar la feria de pulgas de Waterlooplein que siempre me ha sido esquiva y, claro, buscar la bici de Jose.

En el viaje en tren (Jose, Roeland no es el único que señala el estadio del Ajax cuando pasa por ahí, vos hacés lo mismo, enterate) empezó a llover. La lluvia aflojó recién al final de la tarde. Intentamos jugar a ser holandeses y que no nos importara, pero no funcionó. A Waterlooplein no llegamos. Entramos a varios negocios de muy distintos rubros nada más que para protegernos de las inclemencias del clima (las inclemencias siempre son del clima). El Barrio Rojo me pareció mala onda. Todo Amsterdam me resultó demasiado turístico. Aguante Utrecht y aguante especialmente la casa de Saskia y Roeland, con calefacción, wifi, té Pickwick Turkish Apple y las historietas y películas que pienso atacar mañana, porque de nuevo está anunciado agua, como diría mi abuela.

Hubo un sólo día en el que nos dejamos amedrentrar por la lluvia y no asomamos la nariz: un domingo en casa de Pépé. Algunos días en Berlín, la primera semana, hizo realmente mucho frío. Hoy no tendríamos que haber salido. En casi dos meses de viaje, sólo en estas ocasiones el tiempo nos jugó una mala pasada (ahora no sólo frañoleo, sino que también hablo en neutro). No nos podemos quejar. Pero yo me quejo igual. No por nada "je me plains" ("me quejo") fue una de las primeras cosas que le pedí a mi amiga Male que me enseñe a decir.

Autoflagelamiento: Esto me pasa por no mirar la página del Weather Channel.

martes, 1 de diciembre de 2009

EL SUEÑO ESTÁ EN MARCHA

Ya les conté hace unos días que tengo el sueño de volverme de Europa con una bici plegable bajo el brazo. La ilusión sigue creciendo. Hoy encontré una usada a 80 euros. La tienen que terminar de arreglar y va a estar lista para el viernes. Si mañana no encuentro algo mejor en otra bicicletería que está por el barrio o en Amsterdam, me la compro. No la quise ver demasiado para no cebarme tanto, pero es tan linda y canchera que todavía no la puedo describir.

Actualización: Hoy encontré una un poco más linda, negra, nueva, a 140 euros. Ahora la duda existencial pasó a ser ¿nueva o usada? Pueden dejar sus comentarios, queridos lectores.

ADIÓS A JOHNNY HALLYDAY


Encontrado un dia ya lejano en el Pont au Change, en París. Adiós, Johnny, gracias por todo.