Perrine se quiso sacar esta foto frente a un hospital que se llama casi como ella:
Santa Perrine cura, trae suerte, cumple y dignifica.
"¡Llévenme!", nos repetía a cada rato, mientras cerrábamos la valija, mientras viajábamos en metro a Gallieni, mientras hacíamos el check-in del Eurolines. Ay, Pepecita, qué no daría por tenerte en Buenos Aires ahora, cantando mientras preparás una tisana en nuestra tetera, tocando la quena que nos regalaron los "sobrinos" chilenos y a la que nosotros no somos capaces de sacarle un sonido, metiendo mano en nuestras macetas, prendiendo velas. Estoy segura de que vendrían más pájaros y mariposas si estás acá, y quizás hasta algún gato nos adoptaría.
Pépé y la poule.
Una de las últimas charlas que tuvimos fue acerca de los viajes, y de todo lo que uno extraña después, y que casi casi que sería mejor no haber viajado nunca ni haber conocido a nadie para no sufrir tanto después.
2 comentarios:
Y yo espero que sigan viajando para poder seguir leyendo sus historias que me encantan!
cada vez que compres un ticket de tren refregatelo bien por el orto y que te lo chupe esa puta judia de vestidito!
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