domingo, 25 de octubre de 2009

59 RIVOLI

Unas semanas antes de salir de viaje le mandé un mail a Seb y le dije que quería que nos paseara por donde le gusta pasear a él. Le aclaré que no queríamos ver la Paris más turística y que nos interesaba lo alternativo. Él tomó nota del pedido y cuando nos vimos en el Slam me entregó una listita que incluía las distintas tribus urbanas de Paris (los aristocráticos, los africanos, los raperos, los árabes) y dónde se juntaban.

Ayer a la tarde nos llevó a 59 Rivoli, un edificio que hace diez años estaba clausurado, medio destrozado y fue tomado por algunos artistas. Sus seis pisos fueron utilizados como atelliers de pintores, escultores y dibujantes. Las fiestas, inauguraciones y vernisagges duraron poco más de un año. Las autoridades decidieron cerrarlo y expulsar a los artistas. A partir de entonces, se dio un ciclo que, por lo que escuché en distintas ocasiones durante esta semana, es bastante habitual: el Estado echa a los artistas que habían ocupado el lugar, a veces, reforma el espacio y luego lo reabre pero queda bajo su control. Los artistas pasan a estar subsidiados y a depender de las autoridades.



Con Kelo nos imaginamos que algunos artistas, los más rebeldes, se habrán negado a volver porque el lugar ya no los representaba. También supusimos que se habrán desatado algunas peleas internas entre ellos, por temas como qué piso le tocó a cada uno o qué vecino te quedó cerca. Son algunas pocas ideas que nos sirvieron para acercarnos a esa idea de que al Estado le interesa el arte porque lo toma como un negocio rentable.

De la visita a 59 Rivoli también me sorprendió ver un espacio en el que los artistas laburan a puertas abiertas (el lugar está abierto todos los días menos los lunes de 11 a 20) y tratan con la mejor onda a quien se acerca. Aquí, uno de los artistas en plena faena:

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