domingo, 18 de octubre de 2009

AIRE

Nada de rendez-vous mañana. Estoy cansada. Mucho. Quedé así después de las últimas semanas de estrés pre-viaje, sumado a las dificultades económicas que hicieron peligrar el viaje mismo. Ok, estamos en Europa, no voy a abundar en quejas porque sería de muy mal gusto, me doy cuenta. Pero anoto como al pasar que la pasé horrible porque contábamos con un dinero que no entró y otro que entró a última hora y otro que iba a entrar y se cayó. Pero acá estamos, haciendo la conversión del euro al peso para comprar una cerveza en un kiosco, costumbre que espero se me pase en breve porque así no es vida, señores.

Fin del intervalo financiero.

Tenía pensado encontrarme con algunas personas en estos primeros días en París, pero visto que salimos el martes bien temprano para Zurich y luego volvemos, he decretado el cese total de actividades hasta nuestro regreso. Hoy pasamos el día con Kelo y Vero, los amigos que nos hospedan, domingueando por los parques Buttes-Chaumont y La Villete, y el Canal St. Martin. Era tanta la prisa por salir a aprovechar la tarde de sol que nos olvidamos de llevar mate o cualquier otro elemento de picnic. Si mañana sigue este buen tiempo, vamos a seguir ventilándonos, dejando que el aire de acá se lleve todas las preocupaciones que quedaron atrás.

Vero, que es profe de yoga y tiene alumnas azafatas, dice que ellas descansan así, yendo a los parques. Yo, además, dormí doce horas. ¿Soy la misma del viaje anterior, la del jet-lag? Releo aquel blog y de repente sospecho que no.

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