jueves, 5 de noviembre de 2009

MARYLENE

Ahora que estamos en Berlín y nuevamente ninguna mamá nos cocina, estoy idealizando a Marylene, la mama de Pépé. Ella se la pasa cocinando para aprovechar lo que da la naturaleza en cada momento, de ahí la cantidad de conservas que prepara, además de platos con alimentos frescos. El dato de que está jubilada no creo que sea menor. Y como está feliz de tener a la Pépé viviendo de nuevo en el pueblo, y la quiere ayudar, todo eso se traduce en comida. En circunstancia normales, si alguien me cuenta acerca de una madre que no expresa su cariño más que con comida, yo pensaría en mi finada abuela, en mi Amalia de Peaje, o en todo caso en alguien que tiene una carencia. Pero cuando tenés enfrente un pote de caviar de berenjena en cuya tapa Marylene pegó una notita que dice "Servir frío sobre unas tostadas" y agrega "bisous" (besos), no te ponés a pensar pavadas. Agradecés y arremetés.

Ya me había encontrado con las delicias de Marylene y sus apuntes gastronómico-amorosos en Montpellier en mi viaje anterior. Por eso me daba mucha curiosidad conocerla, a ella y al papá también. Me desconcertaron; creo que esperaba encontrarme con unos campesinos como los que pintaban los impresionistas y no con este matrimonio de sesenta y algo que bien podría tener la misma casa en Olivos (en los '80).

Para los lectores que reclaman fotos tan fervorosamente, aquí tienen a Marylene, la responsable de tantas cosas ricas (yogur casero, compota de peras, dulces de ciruela, cereza, grosella, jugo de manzana, pasta de aceitunas, caviar de berenjena, ¡flan de zapallo!) en Fresnoy-le-Château:


El último día, nos despidió con un té con tarta de manzana. Cuando estaba sirviendo, aclaró que comiéramos tranquilos, que había hecho dos. Se ve que su comida atrae multitudes, porque mientras estábamos en su casa aparecieron el hermano de Pépé y dos viejos amigos de ella del pueblo, sin cita previa y sin otro motivo aparente que atacar los manjares de Marylene.


Esta madre de todos nos adoptó también a nosotros y nos regaló para el viaje una botella con cerezas en cierta bebida alcohólica no identificada.

En la foto, con Pépé y sus amigos, Marine y Fred, de quienes todavía tenemos tanto para contar. Tengan paciencia. Son demasiadas las cosas que estamos viviendo y no se puede escribir sobre todas ellas en tiempo real. Algunas experiencias piden tiempo para ser elaboradas.

4 comentarios:

jose dijo...

Cabe agregar que esta señora es tan amorosa que saluda con cuatro besos.

Sil dijo...

Cuando sea grande quiero ser Marylene. Corrijo, cuando sea grande VOY a ser Marylene.

perez dijo...

Vas muy bien.

Federico dijo...

vacaciones es comer y tomar y pasear y museos y sentirse inspirados y romanticisimo y alguna peleíta. y qué vacaciones!

a su salud e inspirado, al vodka de los bisontes polacos le acabo de echar jugo de durazno. soy un genio de la cocktelería.

nos hacen falta!