Mi jermu está laburando mucho durante estos días y, horror, con horario casi fijo. Entra al festival a eso de las 10 de la mañana y se va doce horas después. En el medio, tiene algunos recreítos. Yo estoy escribiendo una nota sobre el festival, así que también paso algunas horas acá, no tantas como ella, y siempre intento estar para las comidas porque el catering es de primera.
Cuando Perez no tiene demasiadas actividades, salimos a caminar por el barrio, que está bastante cerca del centro de Lieja. Hoy nos metimos en Le Carotte, una librería que especializada en diseño, justo cuando estaba tocando Samir Barris, un flaco que tocaba la guitarra y cantaba bastante lindo. De golpe y sin esfuerzo, habíamos dejado atrás las historias de la palestina que hizo huelga de hambre para que la familia le permitiera ir al colegio secundario, a la mexicana que tiene desaparecido a no sé quién y a la árabe que busca al marido. Estábamos rodeados de libros, muñequitos y música en vivo. No les digo que fue una velada mágica, pero al menos fue un ratito de descanso entre tanto festival.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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