El viaje va a un ritmo vertiginoso, al menos para mi, que soy bastante lento. Pasan cosas todos los días, algunas las contamos, otras no. Algunas que no contamos nos gustaría hacerlo pero no nos dan los tiempos, así que acá van varios recuerdos que queremos compartir antes de que nos queden viejos:
Sushi gratis: estábamos yendo hacia el metro, luego de un paseíto con Kelo por Paris, cuando vi un amontonamiento de gente en la puerta de una galería de arte. "Vayamos para allá que me parece que hay algo", les propuse. Efectivamente, era la inauguración de una muestra que no nos gustó pero que tenía un catering que sí nos gusto. Y mucho. Vino (tinto y blanco), sushi de autor (las piezas tenían mucha fantasía) y unos platitos con unas delicias en miniatura que no sabría describir. Comimos y tomamos hasta que, los mando en cana, Kelo y Perez se empezaron a paranoiquear con que nos estaban mirando, con que se notaba que éramos colados y no conocíamos a nadie. Cada tanto, para disimular, Kelo chequeaba su Blackberry. Yo les decía que estábamos todos en la misma, que había visto a un tipo mandarse un fondo blanco de una copita de salmón sin la menor vergüenza y que muchos de los que estaban ahí eran tan colados como nosotros, con la diferencia de que estaban mejor vestidos. El detalle final fue que nos afanamos, por pedido de Kelo, tres copas de vino porque a él se le habían roto algunas suyas. Lección: no les abras la puerta de tu vernisagge en Paris a tres argentinos porque te comen de arriba y encima te afanan.
Paseando solo: Perez tuvo varias reuniones de laburo a las que no fui. Aproveché esos ratos para ir a algunas muestras que parecían interesantes y que habían quedado fuera de nuestro itinerario, porque en Paris hay tanto para hacer que tenés que elegir. Vi una que se llamaba 'De Byzance a Istanbul', otra sobre arte del Islam y también volví a 59 Rivoli a hablar con algunos artistas y sacar fotos, por si incluyo esa historia en alguna nota. Admito que esos ratos de soledad fueron los primeros en los que me puse un poco las pilas para aprender a combinar en el metro y agarrar los mapas, que eran exclusividad de la compañera Perez.
Bicis y boliche en Zurich: como ya contamos, Laura, la prima de Perez, anduvo con mucho laburo durante los días que nos alojó y pasó más tiempo del que pensaba encerrada en su casa. En consecuencia, no usó su bici y nos la prestó. También nos prestó otra que tenía, en su baulera, así que pasamos dos días paseando en bici por la ciudad. Yo no podía más de felicidad. Las bicis europeas, para qué aclararlo, no sólo son distintas, sino más livianas y lindas. Se puede recorrer casi toda la ciudad por las bicisendas y no hay demasiado peligro en dejarlas atadas cuando se entra a algún lugar. Otra perla zurichina fue una velada en un boliche ocupado al que nos llevó Laura. El lugar estaba en un subsuelo, era ilegal y estaba lleno de gente. Allí, los suizos parecían un poco menos de cartón que en las calles y en otros lugares. Bailamos mucho y arengué a un flaco que subió a rapear en algunos temas. El DJ, en un momento de la noche, sacó unos cd's suyos y los puso sobre la mesa. Interpreté que era un regalo, agarré uno y me lo llevé. Todavía no sé si me lo robé o no, supongo que no, porque estaba demasiado cerca como para no decirme nada. La primera idea que me apareció cuando tuve al cd en mis manos fue que lo quería sortear en el blog, así que estén atentos.
sábado, 7 de noviembre de 2009
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7 comentarios:
Tus apuntes de viaje me hicieron recordar muchas cosas de mis viajes y tambien darme cuenta que deberia haber apuntado en papel y no hacerme la memoriosa y confiar tanto en la capacidad reproductiva de mis neuronas. en fin.
Viajar con Perez (aunque más no sea al Conurbano bonaernese) siempre es un placer. Sabe todo el tiempo donde está, como mirar un mapa y el mejor camino para hacerlo en el menor tiempo. A veces le molesta que una se desentienda tanto de los trayectos... pero ello lo hace tan bien que te da pena arruinarle lo que es casi un don.
En Baires las muestras son para lo mismo. La diferencia es que no siempre te podés llevar los vasos porque muchas veces son de plástico.
Qué es eso de Philip Seymour Hoffman?
Lari: Vas a tener que contarme por dónde viajaste.
Acidez Sarcástica: No es "casi" un don, es un don.
Nati: Una retrospectiva sobre él en Zürich, que no vimos, pero como lo amamos (y, como todo en esa ciudad, el afiche tenía alto diseño) le sacamos foto.
amo a PSH también, todo lo que hace está bueno!
También lo amo!
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