lunes, 30 de noviembre de 2009

MI REGRESO AL VERDE CESPED

Roeland, el dueño de la casa en la que estamos parando y de quien seguramente voy a escribir más adelante, me invitó a jugar al fútbol con sus amigos. Habitualmente, él los lunes va hasta el pueblo en el que viven sus viejos, juega a la pelota y luego se queda a dormir en su casa de la infancia. Acepté, feliz, la invitación y viajamos 40 minutos para jugar un rato. Durante el viaje de ida nos la pasamos hablando de fútbol, de cómo son los partidos en los que jugamos con nuestros amigos y de los argentinos que pasaron por el Ajax, que es su club.

Cuando llegamos me presentó a todos los players y algunos me preguntaron si jugaba como Maradona. Ya lo dije, siempre me pone contento que mencionen al Diego y no a Messi. La canchita tenía un tablero en el que se podía ir viendo el tiempo de juego y el marcador y los equipos tenían camisetas propias. Nosotros éramos de los rojos.

La cancha me quedó un poco grande y debo confesar que no terminé de entender a qué jugaban los holandeses. No entendí por qué tocaban tanto, por qué no le pegaban al arco ni cuándo darles la pelota. "Al pie", me indicó Roeland, a la mitad del partido, en su español tan gracioso. Intenté hacerle caso, pero para esa altura ya estábamos tres goles abajo y yo ya estaba un poco cansado. Por suerte, éramos siete jugadores en mi equipo, así que íbamos rotando y podía descansar durante cierta cantidad de tiempo. Cerca del final, descontamos y perdimos por uno, pero me fui un poco decepcionado con mi actuación. Podría echarle la culpa a los casi tres meses de inactividad y a las ampollas que me sacaron los botines que me prestaron, que me iban grandes, pero la verdad es que no terminé de pescarles la onda. Eso sí, me dio mucha risa que todos me dijeran "Josei", como el tío de Tato Bores.

LOURDES


La señora que está al lado de Perez se llama Lourdes, es mexicana, cumple 70 años dentro de dos meses y la primera noche, cuando se presentó, me dijo "los vicios, conmigo". Se la podía ver con un vaso en la mano, siempre lleno, desde que atardecía (recordemos que acá es invierno y no hay muchos ratos de sol) hasta que la despedíamos, a medianoche. En el comedor del festival casi todas las noches las mujeres se ponían a cantar canciones típicas de sus países y en esas veladas ella siempre terminaba en el centro de la ronda. Lourdes maneja un repertorio interminable de canciones que hablan del comunismo, de los yanquis y de la revolución. Aprovecha toda ocasión que tiene (y si no la tiene, la inventa) para subirse a la mesa y zapatear mientras canta. Su hit es "Ay, Carmela", que se convirtió en el himno del grupo. Una española le contó a Perez que la letra que canta Lourdes no es la verdadera y que jamás la había escuchado antes. Eso a nadie le importó, todas siguen la letra que canta Lourdes.

En la mesa de la primera cena quedé al lado suyo y me contó que ya se había hecho un rato para comprarse cuatro (¡cuatro!) calendarios con fotos de los bomberos de la ciudad, que tenían su cuartel enfrente del festival. Cuatro años antes había comprado uno en el que los bomberos posaban con la manguera, casi desnudos, con el casco puesto. Cuando volvió al cuartel de bomberos le preguntó al que la atendió si él posaba en el nuevo calendario. "No, posan los más jóvenes", le respondió el uniformado. "Ah, pero si usted podría posar perfectamente, ¿cuántos años tiene?", lo apuró ella, en francés. Lourdes todavía quiere guerra y no lo oculta.

Con Perez compramos un calendario de los bomberos y tenemos pensado sortearlo entre nuestros amigos gays, por no decir balas, que está muy mal visto. Así que, queridos amigos, vayan sacando número que se viene el sorteo.

¿PRIMER PASO HACIA LA MAC?

Después de una semana tan agotadora emocionalmente, luego de escuchar mil y una historias sobre mujeres oprimidas, violaciones masivas, asesinatos, desapariciones, etcétera, abrí el sobre del perdiem del festival, fui a un shopping y me premié con un iPod así de lindo:

Ruego a los lectores de este blog evitar cualquier comentario sobre mi consistencia ideológica.

SILVIA Y SERGIO

En Liége paramos en la casa de Silvia y Sergio. Él es el hermano de mi tía Susi, que está casada con mi tío Mario, el hermano de mi mamá. No es mi tío directamente, pero pasó a serlo durante la segunda vez que intenté explicar que nuestro lazo no era sanguíneo. Era una explicación demasiado larga para un detalle menor y que a nadie le interesaba. A ellos les sucedió lo mismo y fueron por más: no sólo decían que yo era su sobrino, sino que también adoptaron a Perez.

Silvia y Sergio forman una pareja, como tantas otras, despareja. Ella es hiperactiva y habla todo lo que puede. Él transmite una tranquilidad campesina y elige las ocasiones en las que mecha un comentario. Ambos siempre estuvieron dispuestos a consentirnos en cualquier pedido ridículo (quisimos comprar un tubo para que no se doblaran los posters que nos llevamos del festival) y el primer día nos compraron una tarjeta para el transporte y otra para llamar a la Argentina. "Coman, coman", nos aconsejaba Silvia, que también nos dejaba una notita todos los días en la mesa del comedor con algún consejo o simplemente escribía "buen día y besos".

Nos contaron que están cerca de la edad de jubilarse y que la idea no les gusta para nada. "Ponemos mucha líbido en el laburo", nos dijo Silvia, en nuestro único paseo por la ciudad, el día que nos teníamos que ir. Durante la semana tuvimos los horarios invertidos con ellos pero se acercaron dos noches al festival para ver algunos shows. Allí se encontraron con muchos amigos, compañeros de Tai Chi de Silvia, viejos colegas de Sergio y hasta a su dentista. Silvia y Sergio tienen a sus tres hijos viviendo en distintos países y nosotros nos beneficiamos de ese déficit de afecto y consentimiento.

El sábado nos llevaron a comer el plato típico de la ciudad (unas albóndigas riquísimas que se acompañan con un puré de manzana y papas fritas) y después paseamos por Masstricht, una ciudad holandesa que queda cerca de Liége y desde donde nos tomamos el tren hacia Utrecht. Durante el almuerzo nos pusimos al día con lo que había pasado durante la semana, Perez les explicó qué trabajo había hecho en el festival y ellos nos contaron sobre su militancia en los setenta y su exilio. A la mañana Sergio me había mostrado una foto en la que estoy junto a sus hijos actuando una obrita de teatro en la casa mis primos. Me acuerdo bastante de ese día y creo que la obra terminaba cuando yo le hacía upa a su hija menor. Ésa era la única anécdota que teníamos en común. Por suerte, ahora tenemos nuevas boludeces para recordar y los vamos a ver en diciembre en Buenos Aires.

domingo, 29 de noviembre de 2009

UN LUGAR LLAMADO BOITSFORT

En Bruselas paramos en la casa de Ani y Martha, que me reciben cada vez que voy al festival. Ellas son dos exiliadas, argentina una, uruguaya la otra. A Ani le interesan mucho el cine y la música y es tan crítica que le trajimos con miedo el cd de Soledad Villamil, porque para ella no hay como María Bethania y Mercedes Sosa. Pero hay alguien que la puede y ese alguien es Julia Roberts. Tiene todas sus películas en dvd. Otras veces que vine al festival, después de una jornada de testimonio extenuante, volvía a su casa en el barrio de Boitsfort, que es en medio del bosque, y me encerraba (porque siempre llueve y hay viento y hace frío) a ver Erin Brocovich, Mujer bonita o la que fuera su última peli, incluidos bodrios como La sonrisa de Mona Lisa. Esta vez tuve en la buhardilla el dvd de Duplicity* pero no se dio, porque estuvimos muy poco tiempo, porque había que verla en inglés con subtítulos en francés que mi dorima no entiende y porque además a él Julia Roberts le importa un pito. Pero por lo menos me enteré de todos los pormenores de su familia, de que conoció a su marido en una peli donde él era camarógrafo, que ahora filma con los mejores directores, que tienen tres hijos y que los últimos filmes a Ani mucho no le gustan, pero que ella le parece siempre encantadora.

Me encanta sacarle a Ani la charla sobre "la Julia", como dice ella (pronuncia "Shulia", claro). Le brillan los ojos como cuando habla de Mercedes Sosa o de María Bethania.

Cabe aclarar que Ani no se exilió por nada. No entro en detalles porque no hace falta. Pero para ejemplificar sobre su posición ideológica, les cuento que cuando le dije que a nosotros la muerte de "la Mercedes" no nos representó gran cosa, me tiró: "porque ustedes son pequeñoburgueses".

* Aprovecho para decirte, Clive Owen, por si leés este blog, que soy tuya. Perdoname, Jose, perdoname.

sábado, 28 de noviembre de 2009

CLAVIER

Estqs son lqs cosqs aue pqsqn con un teclqdo en frqncês; aue tiene qlgunqs letrqs en lugqrse diferentes:

?i no,bre es especiql,ente co,plicqdo/ ?qriqnq Evq Perew:

viernes, 27 de noviembre de 2009

UN HOMBRE Y SU SUEÑO

Mañana se pone en marcha un sueño. Mañana vamos para Holanda y allí me quiero comprar una bicicleta. La idea la tuve en Francia cuando vi que algunas salían menos de 200 euros. Antes de subirme al avión mi vieja me regaló 300 dólar. Lo primero que se me ocurrió cuando me los dio fue comprarme una bici. No pensé en comprármela en Europa, pero acá me di cuenta de que están más baratas que en Argentina. Cuando me imaginé llegando a Ezeiza con una bici, me dio tanta risa que no pude más que poner en marcha esta ilusión.

Hay unas bicis chiquitas, que se doblan al medio, tienen el asiento alto y un manubrio chiquito. Salen menos de 200 euros. Creo que está en precio y son muy lindas. Al menos, eso salían en Berlín. Las vi a menos de 5 cuadras de la terminal de micros y estábamos a media hora de irnos. Era poco tiempo y no quería comprarla a las apuradas. Aparte, en Holanda seguro que voy a encontrar algo porque hay muchas bicis. Ya le adelanté algo a la amiga de Perez que nos va a albergar en Utrecht y ella se comprometió a ayudarme. Si llego a comprarme la bici, creo que también me voy a comprar un candado acorde, aunque pese mucho.

EL BAÑO HABLA

Cuando reconocés los grafittis de los baños públicos del teatro, cuando ya hacés lo segundo en esos baños, quizás estás pasando demasiado tiempo en ese festival artístico engagé.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

LOST IN TRANSLATION

En Alemania hubo que recurrir al traductor de Google para tener aunque más no fuera alguna idea de qué decían ciertos sitios. ¿Alguna vez lo probaron? En algunos momentos, la traducción fluye; de pronto, aparecen palabras fuera de lugar.

Por ejemplo:

"Desde 1989, la actual fiebre del proyecto de oro artista diseñado para atraer a destacados artistas jóvenes de menos de la formación artística de la práctica profesional los conocimientos adquiridos".

Se entiende en general de qué habla el texto, pero leer un texto en castellano de estas características deja, en mi opinión, la misma sensación que cuando leés en un idioma que manejás pero no a la perfección. Una sensación muy rara, pero al mismo tiempo ya conocida.

(En este último párrafo, que acabo de añadir ahora, después de seis horas de trabajo en francés, sigo frañoleando a lo loco. "En mi opinión" es "à mon avis", "no a la perfección" es "pas parfait", "al mismo tiempo" se me está haciendo muletilla y "ya conocida" es "déjà connue". Estoy pensando en francés, me parece que mi cerebro va a entrar en cortocircuito en cualquier momento).

MA TÊTE EST UN BORDEL

"Pienso que..."

"Al mismo tiempo..."

"No es corriente" (por normal).

Estoy frañoleando más que nunca. Escucho una charla en castellano y en vez de comentar "ajá", se me escapan el "oue".

Me encanta mi francés no muy formal. Me encanta decir "prof" (profe), "manif" (manera abreviada de decir manifestación), "dodó" (por siesta, es una palabra de niños), "oue" en lugar de "oui", "quoi" al final de una frase, que no quiere decir nada. Me hace acordar a las personas con las que aprendí a hablarlo (mi amiga Male, Pépé, sus amigos). Me llena de orgullo que me pregunten dónde aprendí a hablar francés tan bien y responder "avec une amie qui est prof".

Al mismo tiempo (ja), mi vocabulario incluye toda la termilogía derechohumanística. Oue, les disparus et tout ça.

También me sé muchas malas palabras, pero ésas no las puedo usar.

RECREO

Mi jermu está laburando mucho durante estos días y, horror, con horario casi fijo. Entra al festival a eso de las 10 de la mañana y se va doce horas después. En el medio, tiene algunos recreítos. Yo estoy escribiendo una nota sobre el festival, así que también paso algunas horas acá, no tantas como ella, y siempre intento estar para las comidas porque el catering es de primera.

Cuando Perez no tiene demasiadas actividades, salimos a caminar por el barrio, que está bastante cerca del centro de Lieja. Hoy nos metimos en Le Carotte, una librería que especializada en diseño, justo cuando estaba tocando Samir Barris, un flaco que tocaba la guitarra y cantaba bastante lindo. De golpe y sin esfuerzo, habíamos dejado atrás las historias de la palestina que hizo huelga de hambre para que la familia le permitiera ir al colegio secundario, a la mexicana que tiene desaparecido a no sé quién y a la árabe que busca al marido. Estábamos rodeados de libros, muñequitos y música en vivo. No les digo que fue una velada mágica, pero al menos fue un ratito de descanso entre tanto festival.

martes, 24 de noviembre de 2009

IL BAMBINO DI ORO DIL TAMBOURIN

Durante los últimos dos días tomé uno de los ateliers que brindan algunos de los artistas del festival. Elegí el de Técnica de tambourin, un instrumento muy similar al pandeiro, pero dos talles más grandes y proveniente de Italia. El taller estuvo a cargo de Lamberto Probo, uno de los músicos de Officina Zoe, que se presenta mañana acá. No quiero sostener un misterio innecesario sobre mi performance en el atelier, así que les voy adelantando que fui, claramente, el mejor alumno. Cuando terminó la primera clase, varios compañeros, y también una cantante del grupo, me preguntaron si ya venía tocando este instrumento. "Nada que ver, chicos, lo agarré por primera vez hace dos horas e hice lo mejor que pude", les respondí (no, mentira, no les dije así, pero sí les aclaré que nunca lo había tocado).



Éramos seis personas en el grupo. Un papá alto, flaco, rubio, con el pantalón por sobre la línea del ombligo, junto a su hijo, muy parecido a él (pero más lindo) y de siete años. El nene me dio tanta ternura que me paré al lado suyo en la ronda para ver cómo tocaba il tambourin con esa mano tan chiquita. Había dos chicas rubias, cachetonas, con mejillas coloradas, supongo que tenían poco más de 20 y un flaco de unos treinta que era el típico nerd que hace, con mucho énfasis e introducciones largas, las preguntas que a nadie le interesan. En la primera clase, por ejemplo, indagó sobre el origen de otro tambor italiano, consultó sobre la subdivisión del ritmo y aplaudió cada vez que el tano hizo alguna demostración para ejemplificar cómo se tocaba. A la tercera vez que lo aplaudió, el tano le pidió que no lo hiciera más, le dijo que viene tocando ese ritmo desde que era así de chiquito y bajó su mano hasta la altura de sus rodillas. El flaco había llevado un grabador digital para tomar registro de la clase y dijo que tocaba el pandeiro. No necesité mucho más para declararlo mi enemigo de la jornada y me propuse tocar mejor que él. No iba a soportar si él terminaba siendo un dotado dil tamburin. Pero no fue así, como ya les anticipé. La técnica no era muy difícil pero sí incómoda: había que pegarle al parche con el pulgar, luego girar sobre el eje de la mano y pegar con el índice y el tercer golpe se daba con con los dedos mayor, anular y meñique, bajando la mano. Lamberto nos explicaba que la "pízzica pízzica" es la base de todos los ritmos italianos y cada vez que lo mencionaba yo me tentaba un poco.

Cuando empezó la segunda clase, nos repartieron los tambourinos y nos pidieron que tocáramos lo que habíamos visto el día anterior. El profe se puso al lado mío mientras tocaba y me pedía que acelerara el ritmo. Cuando ya no pude más y paré, se dio vuelta y le dijo a su compañero "é bueno". Más tarde una cantante le comentaba a otra sobre mi, mientras me señalaba, "é bravo". Me sentía en el cielo de los percusionistas italianos.

Más tarde nos juntamos con el taller de danza y tocamos junto a la banda, mientras el resto bailaba. Ahí pude comprobar que se trata de un ritmo que se utiliza en rituales y que puede meterte en un trance. Obviamente, no me teletransporté, pero la pasé muy bien tocando (lo que podía, porque era demasiado rápido). Me amigué con mi enemigo, que resultó ser batero y percusionista y me explicó en francés un proyecto musical que no entendí pero igual lo felicité.

Durante un descanso, el padre flaco y alto se acercó al tano y le preguntó cuánto tiempo tardaba, más o menos, en entrar en trance cuando toca. Lamberto me miró cómplice y le respondió que entra en trance apenas toca. Más tarde se le acercó el nene y le pidió que le firmara el tambourin. "Para Cirillo, con tutto il cuore, Lamberto", le escribió con marcador. Pregunté los precios de los tambores y me dijeron que salen 35 y 45 euros. No creo que me compré uno, pero me tenté mucho con seguir dándole a estos ritmos "obsesivos", como los describió el gran Lamberto.

lunes, 23 de noviembre de 2009

JORNADA CERVEZAL

Nuestro paso por Bruselas terminó siendo un tanto fugaz. Estuvimos sólo tres días y llegamos muy cansados de Berlín. Perez debió ponerse a trabajar bastante rápidamente en el festival, así que no hubo demasiado tiempo para pasear. Sin embargo, la ciudad se acomodó a nuestras necesidades y nos regaló una jornada imprevista e inolvidable.

Mientras estábamos yendo en tranvía a ver una muestra de comics eróticos de los 60, empezaron a subir grupos de estudiantes, lookeados para la ocasión: delantales manchados y escritos, gorras con pins. Al principio, estaban bastante calladitos. Nos intrigaba saber qué pasaba, así que Perez, curiosa, preguntó y le contaron que era el día del estudiante. En la mitad del viaje subieron cuatro que ya se cortaban solos la naranja y resultaron ser los más agitadores. Especialmente un rubio, que tenía un anillo de casado, y decía que estaba de fiesta hacía 18 horas. El chofer, por un micrófono, le pidió que tirara la cerveza y se portara mejor. Al flaco no le importaba nada e incitaba a todos a cantar. Aunque no le entendía todo lo que decía, me resultaba muy gracioso y carismático. El flaco y sus amigos (uno era igual a uno de los enanos del Milagro de P. Tinto) lograron que el chofer se enojara y se negara a seguir manejando. Media hora después nos tuvimos que tomar otro tranvía. Sólo una señora, latina, se quejó un poco. El resto, como si nada.

La parada en la que teníamos que bajar resultó ser el punto de encuentro de todos los estudiantes, que se reunieron desde el mediodía hasta la nochecita. O sea, nos encontramos con la fiesta apenas bajamos del tranvía. Había camiones con choperas y espacios para bailar. El centro de la ciudad se llenó de mamados inofensivos, que bailaban cuando les ponían música y charlaban cuando se apagaba. Nosotros, fieles a nuestro espíritu, no desaprovechamos la ocasión de brindar con ellos antes de seguir con nuestro paseo.







¡DOS ÚNICAS FUNCIONES!

En Berlín volvimos a ver a Martin, el amigo y compañero de andanzas de mi prima Laura. Lo habíamos cruzado fugazmente en Zürich, cuando él llegó para participar de Numbers, Names & Love. Laura me había contado que Martin iba a ser el chico del ascensor, que le iba a preguntar a la gente a que iba a hacer trámites en el Registro Civil a qué piso quería ir. Confieso que hasta no ver la foto no había terminado de entender de qué me hablaba.

En Berlín nos perdimos la inauguración de su casa (fue una de las dos fiestas del primer sábado, que caímos rendidos); llegamos tarde, cuando ya había terminado, a un concierto en su nuevo loft; y por fin nos encontramos en la milonga, de la cual todavía tengo que hablar. No dejó de invitarnos a todo durante la semana que coincidimos. Lo vimos una vez más, la última noche, y lo despedimos sabiendo que nos volvíamos a ver en Buenos Aires.

¿Por qué?

Porque Martin y mi prima Laura presentan en el Centro Cultural de la Cooperación su espectáculo Título, que viene de ganar (frañol) el premio ZKB de patronaje artístico en el marco de la edición del Theaterspektakle Festival 2009 de Zurich.

Ya lo saben:

Título, de Laura Kalauz y Martin Schick.
Miércoles 25 de noviembre 22.30 hs.
Jueves 26 de noviembre 21 hs.
Centro Cultural de la Cooperación - Av. Corrientes 1543



Título plantea el malentendido como forma de comunicación en sí misma. Nos preguntamos cómo puede la malinterpretación ser la fuente de creatividad que expande las posibilidades de lo algo pueda significar. O por lo menos, acordemos sobre el hecho de que no nos entendemos!
Buscamos crear modelos irracionales de comunicación. Por eso, observamos el puro acto de crear significado. La creación de sentido sin razón, sin propósito y de la nada. Para desorganizar así nuestra mente y abrir un nuevo espacio para pensamientos aun inconcebibles, desconectamos el significado de los objetos, de su función y de la experiencia que tenemos con ellos. Qué existe más allá de nuestro punto de vista?
“Título” es el resultado de esta investigación y de las consecuencias que estas ideas tienen en la expresión de nuestra mente y cuerpo.


Me da cierta urticaria linkear a un prensero, pero bueno, más información acá. También pueden leer una nota en Crítica, otra en Clarín y otra en La Nación.

Mencionando este blog, un besito de los artistas a la salida.

ZOO DE BERLÍN

Una de las premisas previas a subir al avión era ir a todos los zoológicos que pudiéramos. Hasta ahora, sólo visitamos el de Berlín, que estaba ubicado en el centro de la ciudad. Por lo tanto, los animales no tenían demasiado lugar para explayarse y los edificios empañaban el paisaje. El paseo se nos hizo más corto de lo que esperábamos porque daba pena verlos tan amontonados. Igual, acá va una selección de imágenes.

El elefantito se puso en el medio de los dos elefantes, que lo tocaban con las trompas y lo encimaban un poco. "Le dan amor", resumió Perez, en una de sus explicaciones en tiempo real.



La foca parecía experta en posar para las fotos y se vino bien cerca a peinarse.



El espacio que tenía el tigre para moverse era demasiado chico. No me imagino qué hará con toda la potencia que tiene y que no debe tener dónde descargar.

REBELDE WAY

Acabo de salir de una actividad del festival porque me hinché los coquitos de escuchar a una antropóloga decir en difícil lo que acabamos de decir de corazón las integrantes del Réseau (la Red) de solidaridad de familiares de desaparecidos.

El tema era el silencio: lo que callamos. Cada una algo distinto. Por primera vez les escuché decir a las compañeras del Réseau cosas diferentes a las de siempre. Yo tuve una laguna y todo. Un logro. El logro de sacarme el cassette y de pronto no saber qué decir. Y ahora, en lugar de que eso sirva de disparador para seguir hablando, tengo que escuchar una ponencia. No, no y no. Ya soy una mina grande.

Puse caras, me revolví en mi silla como si estuviera sentada sobre un hormiguero, la critiqué con los que tenía al lado, hasta hice varias veces el soplidito francés que expresa fastidio. Ahora agarré mi compu y me fui.

DIA DEL LECTOR ANONIMO


Sabemos que estan ahí, leyendo en silencio. Algunos piensan comentarios que nunca escriben, otros siempre están a punto de comentar por primera vez pero, por alguna razón, terminan borrando lo que escribieron.

Para todos los que leen y nunca comentan, acá van nuestros saludos y, si quieren, es una buena oportunidad para romper el silencio.

viernes, 20 de noviembre de 2009

HALLAZGO QUE BIEN VALE EL VALIJAZO

No compramos el catálogo de la genial exposición Berlin 89/09, a la que fuimos dos veces, porque nos pareció caro, aunque resultó ser más barato que una multa en el U-Bahn, ejejem... Pero hoy sí compramos Xoxo, un libro de postales de nuestro nuevo amigo James Jean, en la librería Brüsel.


Esta librería especializada en BD (bande desinée, o sea, historieta) es uno de mis lugares preferidos del mundo. Me alegra mucho que al Jose le haya gustado también, que le haya gustado todo Bruselas, que es una ciudad que yo quiero tanto.

(Sepan disculpar el tono sensiblero del final. Soy una artisssta festivalera y tengo la sensibilidad a flor de pielll).

jueves, 19 de noviembre de 2009

EL GUSTO DE LO INESPERADO

Van dos días en Bruselas y dos también fueron los lugares hermosos que encontramos absolutamente de pedo. Primero fue un bosque, a pocas cuadras de casa, por el que paseamos apenas llegamos a la ciudad, todavía con bus-lag, luego de un viaje horrible en micro. El bosquecito no era muy grande pero nos permitió tener un rato de bucolismo, que siempre es bienvenido.







Y hoy nos topamos con una muestra de WU Zuoren, un artista chino que se formó en Bruselas y sobre el que no puedo decir mucho más porque entramos a la muestra cuando faltaba media hora para que la cerraran, así que preferí mirar los cuadros antes que leer la información.





DE PICNIC POR EL MUNDO

Picnics bien

Locación: a la orilla del Sena.
Condiciones meteorológicas: sol por la tarde.
Menú: la típica baguette, ensalada taboule, ensalada de repollo y zanahoria.

Locación: playa del lago de la Forêt d'Orient, cerca de Troyes.
Condiciones meteorológicas: nublado pero agradable.
Menú: Pan, patés, quesos, nueces, cerveza.

Locación: a orillas del Landwehrkanal, en Berlín, en el mercado turco.
Condiciones meteorológicas: frío.
Menú: pan bio con zanahoria, pan bio con avellanas, pastitas varias a base de queso, muy condimentadas, guiso con arroz y porotos de Ghana.

Picnics deformes

Menú: comida vietnamita en caja, con palitos, que "lo que es yo" no los sé usar.
Locación: cementerio en Prenzlauer Berg, Berlín.
Condiciones meteorológicas: lluvia.

Menú: Pan, palta, tomate.
Locación: hall del Freizeit Forum de Marzahn, Berlín Oriental. Ah, no, cierto que cayó el muro, Berlín a secas.
Condiciones meteorológicas: frío, pero da igual, fue picnic indoors.

Menú: un falafel y una porción de papas fritas. Para los dos.
Locación: banco de la Place Flagey, a metros del festival, donde hay buffet, pero me dio vergüenza caer para la hora del morfi por segundo día consecutivo.
Condiciones meteorológicas: fuertes vientos por la noche.

Avanza el otoño, disminuye la caja, estén atentos que se vienen picnics más y más deformes.

MANNEKEN PIS

Perez me lo había adelantado y yo no lo quería creer: Bruselas es cualquiera. Al menos, desde algunos aspectos. Por ejemplo, un paseo típico por la ciudad, como el que tuve hoy a la tarde, incluye una manoseada al monumento de Charles Everad, porque trae suerte, y también una visita al manneken pis, el símbolo de Bruselas. Se trata de la figura de un chico que está meando, muy cómodamente, con la mano derecha en jarra, la izquierda en su pito y la cintura levemente hacia adelante.

En un gesto que me pareció de avanzada, al manneken pis le cambian la ropa todos los días. Hoy, por ejemplo, estaba de torero y mañana lo iban a vestir los estudiantes de una escuela. Lo vimos en un mazo de cartas caracterizado de distintas profesiones. La leyenda cuenta que este niño salvó a la ciudad de un incendio gracias a una meadita a tiempo y se transformó en el ícono bruselense. También se vende su figura en diseños más modernos, pero a mi el que más me gustó fue el manneken pis tradicional. Me rendí a su historia, a que la figura de la ciudad sea un nene meando (realmente, ¿no es cualquiera?) e insistí (no demasiado, Perez se rindió fácilmente) para comprar algo relacionado a él, así que por cinco euros nos llevamos tres vacitos de shots del nenito meador.

El look de hoy:


Manneken pis de chocolate:


Merchandasing irresistible:


Manneken pis y Mafalda, un solo corazón:

ARGENTINA MARADONA

Debió pasar casi un mes de viaje para que se diera la famosa frase "¿Argentina? ¡Maradona!". Me la dijo por primera vez un vendedor de kebab en Berlín. Recién hoy, en un restorán italiano, un mozo nacido en Napoles la repitió. También dijo que el Diego es chico de tamaño pero que es muy grande. "Si, un gran drogadicto", le dijo Ani, quien nos alberga en Bruselas y, como se verá, no se come ninguna.

Me tiene preocupadísimo que no me mencionen un poco más al Diego. O al fútbol argentino. Una vez, en Marzahn, dijeron "Messi", pero nada más. Me hace creer que estamos perdiendo casilleros e importancia en el mapa futbolero.

Aclaración: El aumento del posteo relacionado al fútbol tiene que ver con que Perez está trabajando bastante para el festival y yo estoy con más tiempo libre. Lo siento por aquellos a los que no les guste el fútbol, prometo intentar hablar de otras cosas.

UNZA UNZA TIME

El primer sábado que estuvimos en Berlín nos agarró cansados. Yo todavía estaba a pleno con la nota para Crítica, Perez se sentía un poquito mal, teníamos invitaciones para dos fiestas pero, pasadas las 23, nos metimos en la cama y al rato ya estábamos durmiendo. Por suerte, una semana después tuvimos revancha.

El segundo sábado berlinés también nos agarró cansados pero de tantas cosas que habíamos hecho en los días previos. Teníamos ganas de salir pero esta vez no nos habían invitado a ningún lado. Cuando parecía todo perdido, entré a Last FM porque me acordé que tiene una agenda internacional. Allí encontré una fiesta balcánica que quedaba a muy pocas cuadras de casa. El plan se armó solito: primero, un kebab en Bagdad, así se llama EL negocio de kebab de Kreuzberg, y después a bailar el unza unza. Por suerte, entre una etapa y otra de la noche, tuvimos una larga espera en la cola, la cual nos permitió hacer la digestión.

El boliche en el que se hizo la fiesta se llamaba Lido y era muy grande y cómodo. La música estuvo excelente durante toda la noche porque no abusó de lo balcánico, sino que también sonaron ritmos árabes y sonó alguna cumbia medio electrónica. El punto más alto de la noche fue la presentación de Rotfront Emigrantski Raggamuffin, una banda que, como no podía ser de otra manera, mezclaba rock con balcánico. La estrella del grupo era, por lejos, su rapero, aunque no participaba de todos los temas.

Durante el recital me di cuenta de que éste es todo un género en Europa y que Shantel es algo así como la primera división. Estos chicos, sin dudas, eran el under. Sonaban bien, le ponían garra, agitaban, pero no lograban explotar en todos los temas. Igual, fue un rato muy divertido. Consejo para el grupo: es difícil trascender si el guitarrista y el bajista son petisos. No se desanimen por su condición de petisos, por el contrario, seguro que los hace más fuertes en su vida personal, pero en escena queda medio raro.

Cuando terminó el show, volvió DJ Merca (Perez lo vio en el exacto momento en que se tomaba un pase, entre tema y tema), así que seguimos bailando un buen rato más. Teníamos ganas acumuladas de dancing. Subimos al escenario cuando se habilitó como parte de la pista y tomamos una cervecita más antes de volver a casa. Gran parte del domingo lo pasé con un zumbido en los oídos, pero no me importó tanto porque había valido la pena.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

UN RATO FUTBOLIN EN BRUSELAS

Hoy fuimos a la inauguración del Voix de Femmes en un teatro que quedaba por una zona de barcitos. Me gustó mucho enterarme de los equipos que iban clasificando a lo largo de la noche a través de los autos que pasaban dando bocinazos y agitando banderas. Primero fue el turno de Argelia, más tarde pasaron unos portugueses, vimos los últimos minutos del tiempo regular de Francia - Irlanda. Ojalá en un rato pase algún auto uruguayo.

PESADILLA CON RESTOS DIURNOS CLARAMENTE RECONOCIBLES

Voy en bicicleta por un baldío lleno de arena. Hay otros ciclistas. Van todos muy rápido y muy ordenados. En una curva aparece un Mundo Caca con vocación de señalética, tachos, cordones, una sirena de policía aullante y una cabeza de Mauricio Macri que indica, en voz muy alta, sobre la sirena, pero tranquilo, como cuando sale en SubTV, que hay que respetar las leyes de tránsito.

Me despierto de la siesta asustada y babeante.

martes, 17 de noviembre de 2009

ATRAGANTADA

En Berlín, a la salida del Kunstraum Kreuzberg/Bethanien, nos cruzamos con una chica con burka. O en burka, porque la burka la cubría por completo. Era un bulto negro, los ojos verdes asomando por dos rectángulos mínimos. Digo que era una chica porque iba con un nene de unos cuatro años, seguramente su hijo, por lo tanto ella debía tener nuestra edad. El nene iba vestido a la manera occidental.

No sé por qué, pero le busqué los ojos. Ella no me miró, creo que hasta evitó mi mirada.

Fue la primera vez que vi una mujer en una burka. Tengo la imagen atragantada todavía.

Hoy empieza el Voix de Femmes.

HASTA PRONTO, BERLÍN


¡Y ojalá volvamos prontito!

CASTIGO

Hoy me agarraron sin boleto en el subte. Tuve que pagar 40 euros de multa. Cómo me dolieron. Hice todo mal, lo acepto: no pagué al mediodía, el momento del día en que vimos al único control con el que nos cruzamos, no escuché a la voz interior que me dijo que pagara porque estaba solo y el trayecto era largo, no le compré el boleto a una minita que me lo ofreció. Si me pongo a sacar cuentas, 40 euros no llegan a equipararse con la cantidad de veces que me colé en el viaje, pero igual, cómo dolieron esos 40 euros. Y, como se suele decir en estos casos, también molesta el mal rato con el botón de turno. No me queda otra que comerme la bronca por creerme tan pillo y aprender la lección. Me voy a autocastigar de alguna manera, ya encontraré cómo.

KARAOKE

El domingo estuvimos paseando por el Mauer Park, donde hay una feria interminable de ropa, objetos, música, comidas, lo que se les ocurra. Es un paseo muy recomendable para todo aquel que esté un domingo en Berlín porque se pueden encontrar cosas muy buenas y a un precio de razonable para arriba. Por cierto, tanto Perez como yo fuimos víctimas de la duda y, cuando volvimos a los puestitos en los que nos había gustado, ya no encontramos lo que buscábamos. Así de dura puede ser la vida. Es una lección que nunca se termina de aprender.

Durante el almuerzo (una salchicha al paso) nos encontramos con un karaoke. La tribuna se ubicaba en un anfiteatro bastante grande y me dieron ganas de participar apenas lo vi. La gente le tiraba buena onda a todos los que pasaban, aplaudía, gritaba. Tomar coraje me llevó un rato pero finalmente pasé a cantar. En el video pueden ver desde el momento en que estoy eligiendo el tema (quería una de Los Ramones pero no tenían nada) hasta que me gano una ovación. "Super José", me despide el locutor. Banquen los primeros segundos que son una momia, después llega el rock.

domingo, 15 de noviembre de 2009

SERVICIO AL POGUERO

No recomiendo hacer pogo en Berlín. Los alemanes son gente un poco más grandota que uno (ver la mala suerte de Jose buscando ropa usada) y toman mucho. No hacen pogo violento, pero cuando uno de ellos pisa un poco en falso, la sensación es que se te viene encima un edificio. Anoche hubo momentos en que quedamos atrapados entre varios altotes que bailaban con paso vacilante. Nunca viví nada más parecido a esas instancias de tensión en Batman o el Superagente 86, cuando dos paredes opuestas se acercaban y amenazaban con aplastar al protagonista (y uno, que era tan chiquito, se lo creía).

BERLÍN, CAPITAL DE MUNDO CACA

Pasa algo raro con la limpieza en Berlín. Hay muy pocos tachos de basura en la calle, pero a pesar de eso la ciudad no se ve sucia. Es decir, no hay cosas tiradas en el piso, sólo hojas de árboles. El espacio público se cuida, pero de las puertas de bares, restorancitos y boliches para dentro, es el reino del Mundo Caca.

Para empezar, está permitido fumar. Abrís la puerta y te sumergís en un vaho de calefacción, tabaco y frituras (si te da por la comida turca). Después hay que dejar la ropa en el balcón para que se le vaya el olor. No es raro encontrarse con los vasos y platos que dejó otro comensal y tener que alcanzárselo uno al mozo. Las servilletas son una extravagancia.

Anoche fuimos a bailar música balcánica. Dejamos los abrigos y una cartera en unas gradas y nos fuimos al centro de la pista. Ya aprendimos que acá nadie te toca nada. Pero al rato volvimos a buscar algo y encontramos nuestras cosas en un charco de cerveza y vidrios rotos. Más tarde, en la barra, la chica que preparaba los tragos nos mostró la cara más desfachatada del Mundo Caca berlinés. Servía las bebidas rapídisimo, volcando todo sobre la mesada y sobre su ropa. En un momento fue muy enfática al apoyar un vaso, salpicó y me metió un mierdazo en el ojo.

Berlín es Mundo Caca y no le avergüenza, más bien por el contrario. Lo "trashie", palabra que le escuché por primera vez en este viaje a mi prima Laura, es la estética de Berlín. Hasta el local de Camper* del barrio burgués de Charlottenburg, en el Oeste de la ciudad, está decorado con capas y capas de afiches rotos.

Hoy Martin, el amigo de mi prima que vive acá, nos invitó a una fiesta a la tarde... una fiesta que había arrancado anoche y seguía hasta esta noche. Fue imaginarme la cacona y que se insinuara la náusea.

* Muchachos de Camper, aprovecho este post que nada que ver para hacerles saber que les pertenezco. Y que sus botitas marrones han tenido su bautismo de caca en esta ciudad y sobrevivieron. Yo sé que este post tan escatológico disminuye las probabilidades, de por sí exangües, de que me elijan su embajadora mundial y me den zapatos de por vida, pero igual piénsenlo, les re conviene.

DE GIRA POR KREUZBERG

Kreuzberg es el barrio turco de Berlín y, por suerte, nosotros también vivimos acá. Las estadísticas indican que el 40% de su población es turca e, históricamente, se criticaba a la comunidad por cerrarse demasiado. Se la acusaba de haber creado una "pequeña Estambul" y de no interesarse, ni siquiera, por aprender alemán. Sin embargo, esta semana participamos de un evento que demostró que los turcos están dispuestos a mostrar su mundo, a contar sus problemas y su visión del barrio.

El proyecto se llama "Beyond belonging" y tenía una estructura muy original. En grupos de seis personas, los espectadores circulan por seis locaciones distintas. En cada una hay una performance en la que artistas reflexionan sobre distintos temas relacionados a la turquedad.

En la primera fuimos a un bar en el que nos esperaba un trío de músicos y un cantante. El tipo contaba su historia y entonaba algunas canciones. El texto lo decía en alemán y cantaba en turco. Había hojas con las letras en fonética, para sumarse. Nosotros no entendíamos ni una palabra, pero fue sencillo darse cuenta que el tipo extrañaba, que hablaba de algún amor que había dejado en su país y que no la estaba pasando del todo bien. Además, un pelado de nuestro grupito se voluntarizó como traductor y nos dio una mano durante toda la jornada.

De ahí pasamos a una institución que no sé qué era. En un aula nos esperaban tres viejos turcos, vestidos de jóvenes, con camperas Adidas y gorras. Contaban anécdotas de cuando llegaron a Alemania, se peleaban entre sí y uno le agarró la mano a Perez, en el medio de su speech, y se la golpeaba contra su pecho. Después, aparecieron dos viejitas, nos llevaron al aula de al lado y, según nuestro traductor, dijeron que estaban cansadas de pelear y discutir y que preferían bailar. Pusieron música y todos terminamos bailando. Divinas las viejas.

La parada siguiente fue en el patio de un edificio. Pequeña aclaración: muchos edificios en Berlín tienen dos cuerpos que están separados por un patio. De una ventana apareció una chica rubia, de ojos claros, bien alemana. Ella gesticulaba y movía la boca pero no emitía sonido. El testimonio, en realidad, estaba grabado. Distintos vecinos de Kreuzberg decían cómo veían al barrio. La chica, por cierto, era muy graciosa y tenía la cinta bastante aprendida, lo cual le permitía lucirse en momentos inesperados, como una carraspera o un ruidito de duda.

Luego fuimos al sótano de un almacén turco. Antes de entrar, nos dieron una linterna que iluminaba muy poquito porque tenía cinta pegada en la parte que alumbraba. Cada una daba un hilito de luz. Estábamos en un cuarto muy oscuro, con un actor a pocos centímetros. Él estaba en la cama, con calor. Se despertaba, comía algo, estaba en bolas, tomaba una coca y erutaba. Era incómodo estar cerca suyo. Desde la planta baja lo llamaba un amigo. Parece que estaba acusado de participar en un asalto y se estaba ocultando. El turco que estaba al lado nuestro le gritaba que no iba a salir. Un ratito después prendió la luz y lo vimos mejor: era pelado, de mucho pelo en pecho y estaba agitado. Por suerte, salimos sanos y salvos del sótano, al grupo de seis se sumó una china que estaba tomando una cervecita (estaba bastante en pedo) devolvimos las linternas y encaramos hacia el Kunstraum Kreuzberg/Bethanien, un lugar en el que funciona una galería de arte y también una escuela de música. Allí vimos un video protagonizado por estudiantes de un secundario de Kreuzberg. La mayoría, como era de esperar, eran turcos. Habían compuesto una canción basada en 'Another brick in the wall' en la que reclamaban por más educación con su tema 'All we need is education'. Para la ocasión se habían vestido con los trajes típicos de las escuelas privadas inglesas. El vestuario, por cierto, lucía muy extraño en los cuerpos de los turkish. El video los mostraba cantando su reclamo en distintos lugares de la ciudad, como el subte o el congreso. La coreografía que habían armado era genial y ellos eran muy graciosos. El cierre de esta parte fue con la presentación en vivo del grupo.

Por último, fuimos a otra casa. En el living había cuatro paredes de tela negra, de las que colgaban etiquetas de precios. Apareció una chica que corría alrededor del cuarto y pasaba por al lado nuestro. Corría hacia un lado, frenaba, se daba vuelta, corría hacia el otro. Por momentos iba más rápido, también se caía, nos invitó a cambiarnos de lugar, sigo corriendo, la luz se fue apagando, ella siguió y siguió hasta que se fue del cuarto.

Salimos de la casa, le agradecimos al flaco que nos tradujo y nos quedamos con la sensación de que hay muchas maneras de contar historias.

ME GUSTA LO DESPAREJO

Así como en Zürich me gustaron los libros de la editorial Nieves Books, muchos de ellos de ilustraciones en marcador, birome, crayón, etc., me pasó lo mismo con la exhibición SPLENDID ISOLATION GOLDRAUSCH 2009 en Kunstraum Kreuzberg/Bethanien. Andrea Übelacker hizo esta serie de dibujos en marcador sobre hoja canson:



En éste incorpora también otro material innoble, ojalillos:

Supongo que la flasheo (con perdón del academicismo) tanto con estos materiales porque me remiten a mi infancia. Que un artista haga una técnica de eso que para mí, de chica, era un problemón a la hora de dibujar, me parece simple y genial. También los colores fluo me llevan en el tobogán de la nostalgia rumbo a los '80.

C

Desde este link se pueden bajar la revista de Crítica en la que salió mi nota sobre Berlín.

¡Bájenla y comenten!

viernes, 13 de noviembre de 2009

HACIA UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LOS ÁRBOLES EUROPEOS EN OTOÑO

Cedro del Líbano, Jardin des Plantes, París, octubre, pero el árbol no se da por aludido.


Zürich, puente sobre el río Limmat, lloviznó toda la mañana y el tronco mojado de esta especie no identificada está negro, negro. El otoño avanza veloz, las hojas pasan de verdes a marchitas.


Parc André-Citroën, el preferido de Kelo, cerca de su casa en París. Demasiado composé, pero cómo resistir la tentación de posar junto a un árbol que en otoño se pone fucsia rabioso. Ah... esos días en los que todavía necesitaba los lentes de sol...


Bois de Vincennes, París, recién salidos de La Cartucherie. La gente del Soleil hace teatro todos los días de 8 a 20 metidos en este bosque. Así yo también trabajo.


Kreuzberg, nuestro barrio en Berlín, un ratito de sol, ayer.

DE REGRESO

Los lectores más perspicaces habrán descubierto que los últimos posts fueron exclusividad de Perez. Pido disculpas por el faltazo, pero estuve trabajando mucho, para la nota que saldrá el domingo que viene en la revista de Crítica (¡compren el diario ese día!) y para otra que tendría que salir el próximo jueves en el suplemento No de Página 12. Ahora vuelvo con todo porque ya entregué las dos.

Hoy volvimos a probar suerte en un negocio de ropa usada pero no hay caso. Los alemanes son dos talles más grandes que yo y no encontré nada. Me probé un buzo ochentoso que estaba buenísimo pero me quedó chico. Por suerte, más tarde aproveché dos ofertas que se cruzaron en mi camino. Primero, me compré unas zapatillas color salmón. Más tarde, una chaqueta roja que parece un homenaje a Michael Jackson.



Hoy anduvimos todo el día de con las bicis. Fuimos a un barrio que nos habían recomendado por su arquitectura socialista, fracasamos en un trámite que teníamos que hacer, almorzamos comida vietnamita en un cementerio (fue el único espacio público que encontramos para armar un fugaz picnic) y nos refugiamos en un shopping cuando se largó a llover. El percance meteorológico nos hizo llegar tarde al Berlinische Gallerie, al que, espero, vamos a volver mañana. No alcanzamos a recorrerlo todo y estaba muy bueno. Estos últimos días, más alejados del muro, están siendo una escalera al cielo y nos estamos poniendo al día con la parte artística de la ciudad. Pronto, un post sobre un evento al que fuimos ayer, que estuvo genial. Por cierto, cambiamos los pasajes para quedarnos dos días más en Berlín, que, como el mar, tira para dentro.

DULCERA EXTRAVIADA

Extraño los dulcitos de Francia: el pain aux chocolat, las galletitas Lu con chocolate, los espéculos, los crépes con nutella. Todo en su medida y armoniosamente, como pedía el General, fue degustado durante nuestra estancia en el país galo (esto de convivir con un periodista está afectando mi prosa). Me pareció importante no abalanzarnos sobre las góndolas o los puestitos callejeros desde el primer día, para que el impacto de estos ¿alimentos? diferentes sobre nuestro sistema digestivo fuera progresivo. Somos los dos flacos (sos flaca, Perez, sos flaca) y de comer casero y sano, aunque sin exagerar. Pero ahora me arrepiento de no haber comido más o no haber traído más delicias de allá. Los dulces de acá no me tientan nada. Por suerte el nutella es internacional. Compramos el primer frasco propio hace un par de días y ya se ve el fondo. También encontramos este chocolate Ritter con yogur de frutilla que le rompe el orto al Cadbury (estos temas me ponen muy pasional, sepan disculpar el exabrupto):

jueves, 12 de noviembre de 2009

CHICA FÁCIL

¿Qué me imaginaba que iba a pasar en Berlín para los 20 años de la caída del muro?

Una celebración oficial. Varios eventos opositores, por izquierda y por derecha. Y fiestas. Influenciada por mi amiga más top, Ana W., creía que Berlín iba a ser un viva la pepa que me iba a dar bronca por banal, pero al cual iba a sumarme sin dudarlo un instante. La princesita montonera vive en la contradicción y hoy por hoy la lleva bien.

¿Qué pasó en Berlín para los 20 años de la caída del muro?

Poco y nada. El jueves, U2 tocó 20 minutos, parece, no puedo dar fe, porque yo me encontraba en el para nada glamoroso barrio de Marzahn poniéndome en pedo con los desclasados. Construyeron un muro de fichas de dominó gigantes, pintadas sobre todo por alumnos de escuelas alemanas, pero también por el nieto de Nelson Mandela, una escuela de India, un amigo de Olga (una chica alemana que nos está orientando un poco) que es artista y trabaja con sandías, Coca-Cola, EasyJet, Blue Man Group y una fisioterapeuta de Berlín Oriental que se trató de escapar en un baúl de auto, la agarraron, pasó 22 meses en cana, hasta que la canjearon por plata y pudo salir al Oeste dejando atrás a toda su familia. Todo esto sí fue visto por mis propios ojos, el sábado, fisioterapeuta y marido incluidos, entre un mar de turistas, salchichas y chupi, mucho chupi, acá se toma mucho. El lunes se tiró abajo ese monumento al mal gusto y los eslóganes bajas calorías, pero como el evento tenía que carecer de toda onda, ni siquiera se aprovechó el efecto dominó y lo derribaron en tres etapas perfectamente controladas. Esto lo sé por unas chicas argentinas que estuvieron ahí. Yo estuve viendo la tele con Claudia y duré sólo un par de discursos presidenciales. A la noche no hubo fiesta alguna. Nuestro barrio, Kreuzberg, estaba bastante animado para ser lunes, con gente en los bares, pero me parece que era un lunes normal en esta ciudad bastante noctámbula para ser Europa. A ninguno de esos parroquianos le importaba un pito el muro. No se estaban emborrachando para festejar su caída, ni para olvidar la del socialismo.

¿Qué le pasó a Perez con todo esto?

Perez se encabronó con el capitalismo, con la saña y el revanchismo con los que se abalanzó sobre el Este, y con Berlín, toda Berlín, los evangelistas de Occidente, los ex RDA que no se atreven a expresar ninguna crítica a la forma en que se hizo la reunificación, los que piensan que algo que pasó hace 20 años es historia, los que fueron a ver el dominó, los que lo vieron por tele, los que se fueron a dormir. Todos.

¿Cuándo se le pasó la mufa?

El martes, cuando ya no tuve nada que exigirle a la ciudad. Cuando me entregué a las bicis y las bicisendas, la feria turca, el canal, el teatro HAU y su programación extranjera que me invita a la ilusión, la ropa usada, la milonga en Clärchens Ballhaus. Perdimos el último subte, volvimos en tranvía muy cancheros, nos bajamos mal en Warschauerstrasse, descubrimos los docks y el puente con todo su encanto ferroviario, bajoneamos turco y llegamos como pudimos hasta la cama. Ahí me acordé qué me había gustado tanto de Berlín el año pasado, por qué quise volver, y la ciudad y yo nos amigamos. Soy una chica fácil.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

LODEN

Cuando yo tenía catorce años, mi abuela me trajo de un viaje a Austria un loden. Es un abrigo típico de allá, supongo que de viejos, impermeable, liviano y abrigado. Éste era verde, con unas trencitas como único detalle, con hombreras Leonardo Simmons y bastante grande. Crecí, pero nunca me volví la versión adulta de Louisa Von Trapp. Cuando me avivé de que podía sacarle las hombreras, me quedó más grande aún. Y ahora que SOY FLACA, nunca fui gorda y hace más de dos años que soy dos talles menos así que SOS FLACA, PEREZ, es tiempo de que te hagas cargo de una buena vez y dejes de beber a la par de los muchachos... ahora, decía, el loden verde me sobra por todos lados.

Intenté sin éxito hacerlo arreglar, pero no encontré sastre que se le anime. Así que el loden sigue ahí, en el ropero, listo para salvarme del peor día de frío, pero condenado a que jamás me voy a sentir sexy en las profundidades de sus sisas.

Ayer me compré otro loden.

En un negocio de segunda mano cerca de Hermannplatz, encontré un loden bordó de mi talle entre otros varios verdes, grises, azules y marrones, algunos muy grandes, otros muy feos. Éste está impecable. Con todos sus botones-modenas, pero más pequeños que el de mi viejo loden, más cantidad, más delicados y no todos a la misma distancia. En el canesú tiene trencitas y en los costados, morley. Nunca había visto uno con tantos chiches. Me costó 20 EUR.

El Jose no entiende este sentimiento del loden. La frustación de querer usar ese abrigo y sentirme emponchada en él, y el sentimiento de revancha histórica que me embarga desde ayer que tengo mi loden, el loden que la vida me tenía reservado.

También me compré una gorra parecida a la del Jose, que siempre la envidié, y una camisa rosa con estampado de hojitas marrones, pero me arrepentí porque es muy recta. Se la mostré a Claudia y me dijo que la podría arreglar si tuviera tiempo. Sé que no lo tiene, porque está todo el día trabajando en la casa, pero ojalá le pique el bichito de la confección. Por lo pronto me dijo, medio en chiste, medio en serio, que el diseño le gustaba como para escanearlo.

No conforme con todo esto, hoy me compré un pulóver de H&M que vengo mirando desde París. Cuántas cosas nuevas. Y qué necesario. Hace un mes que tengo puestas las mismas cosas, las que venía usando todo el invierno en Buenos Aires. Llega un momento en que tu pulóver preferido se transforma sin aviso en un trapo que odiás. Todo esto es una novedad, una primicia de mi subjetividad relatada en tiempo real. Hasta esta semana sólo me habían tentado accesorios. Soy muy barata. Otras piden tapados de visón o un bulín, yo con unos aros estoy contenta.

Con el loden verde que está en casa, ¿qué hago? ¿Alguna lectora talle L interesada? ¿Algún lector lo suficientemente macho como para probárselo? Miren que es unisex. Estudio propuestas. No quiero ser quien se interponga entre el loden verde y su destino.

martes, 10 de noviembre de 2009

MIAU, CAMARADA!

Ostalgie: Nostalgia por el Este, que paradójicamente (o no) se expresa en objetos de consumo.


Este gatito de la RDA que tanta falta le estaba haciendo a mi nuevo sombrero (regalo de Pépé, era de su abuela la que vivía en la casa que ahora es de ella), lo compré ayer en una tienda vintage bastante concheta y cara del barrio de Prenzlauer Berg. Lloré un poco con que soy argentina y obtuve una rebaja de 50 centavos, que son como tre' pesito' allá en casa. El as del regateo se mostó muy orgulloso de mí.

Más sobre ostalgie y Berlín hoy, acá.

FRED ET MARINE

Cuando Pépé me escribió que iban a estar en su casa unos amigos de Bretaña, tuve sentimientos encontrados. Por un lado, un poco de celos (quería a la Pépé todita para mí, o a lo sumo compartirla con el Jose). Como soy muy vergonzosa cuando recién conozco a alguien, sufría de timidez anticipada de sólo pensarlo. Por otra parte, los amigos de Pépé de Montpellier son gente hermosa, ¿por qué estos iban a ser distintos? Y la presencia de dos franceses más me iba a obligar a hablar el idioma y practicar con vistas al festival; sino, corría el riesgo de que Pépé no quisiera hablar más que castellano durante toda nuestra visitas. Sí, yo pienso todas estas cosas, y muchas, muchísimas más.

La primera noche, Marine nos esperó con una riquísima picada, cuya preparación revelaba mucha dedicación... o más bien tiempo al pedo. Marine y Fred estaban ahí de vacaciones. Son de Bretaña pero viven en Dragey, en Normandía, en una casa en la playa cuyas fotos del invierno pasado (nieve y mar) nos quitaron el aliento. Fred es jockey y hace poco tuvo un accidente que lo obliga a usar cuello ortopédico. La estadía en el campo en casa de Pépé formaba parte de su reposo. Ese día habían ido con el padre de Pépé de recorrida por las champañerías de la región. Así que esa noche se abrieron un par de botellas de champán, un vinito y Marine insistió con lo de tomar "un petit rhom" (un roncito) hasta que encontró en Pépé una cómplice. Y así fue todos los días, ellos siempre compartiendo alguna botella de las varias cajas que se llevaban a Normandía.

Marine cocinó varias veces durante los cinco días que compartimos. Cocina tan bien que nos dio vergüenza cocinar nosotros, aunque ella, yo creo que de atenta nomás, nos pidió un día que hiciéramos alguna receta argentina. Pero la verdad es que teníamos todos los elementos para cocinar platos típicos franceses, no empanadas. La tartiflette tan mentada fue el punto más alto de Marine. Podía cocinar cualquier cosa en cualquier momento. Un rato después de la merienda, podía ofrecernos de pronto langostinos. O justo antes de salir para la estación, el último día, unos crépes "completos" (con queso, jamón y huevo). Y seis crépes de más, de yapa, para que nos llevemos.



Marine es camarera y durante los meses que vivieron en Tenerife y que ella trabajó mientras Fred, simplemente, no (muy modernos, me encantó), aprendió castellano. No se suelta para hablar, pero entiende todo. De a poco sí fue soltando toda su simpatía y comprendí que no había sido la única en estar un poco tímida el primer día. Fred también me sacó mucha charla, lo cual agradecí porque hubo de ser en francés.

Fred y Marine tienen el perro mejor educado que vi en mi vida. Tao ladró una sola vez en cinco días. Jose lo molestaba haciendo picar una pelotita delante de sus ojos y a él sólo se le movían las orejas. Convivía en perfecta armonía con Flame, el gatito de Pépé. Jamás cargoseó ni babeó ni pidió comida mientras estábamos comiendo nosotros. Recién en la sobremesa se acercaba para ver si ligaba algo. De la misma manera, robaba nueces de a una de la canasta en la que Pépé las guarda y se echaba "como un gran señor" (así diría Irma) a pelarlas y comerlas sobre una alfombra. Desde ya que se sienta y da la patita, lo cual enorgullece a Marine, que se nota que fue quien lo entrenó. Tao es de Tenerife y Fred me contó que el día que nos vio y nos escuchó hablar castellano, lo reconoció. A Tao sólo le falta hablar y en tal caso sería bilingüe.


El último día fuimos a pasear por la forêt (el bosque). Hubo postales de intensa felicidad que incluyen a estos nuevos amigos: abrazo a un árbol de tronco inmenso, lecciones de botánica, y la vuelta, con Pépé al volante, escuchando en la radio "Fly me to the moon", cantando los cinco y zigzagueando por la ruta desierta.



Las fotos son del día en que vino Kelo y tuvimos que ir a un parque con un senderito de asfalto que escandalizó a nuestros amigos franceses, porque en la forêt había cazadores y era peligroso. Del día de la fôret no hay fotos.

Fred y Marine quisieron acompañarnos a la estación, con Tao, y nos dijimos adiós deseándole a Fred mucha suerte con su próxima consulta médica, en la que le iban a decir si lo tenían que operar. Y como es sabido, la Pépé trae suerte, así que no. Ojalá tengamos a Fred de regreso en las pistas muy pronto. Prometió aprender castellano y visitarnos algún día en la Argentina. Mientras tanto lo encuentran acá. Para ver a Fred ganar la carrera con su caballo Noix Coco, elijan hippodrome taper : argentan, puis la date : 08/03/2009, puis : 4éme course. ¿No es curioso que en francés se deje espacio antes de los dos puntos?

ODA A LA BICI

Ayer nos prestaron dos bicis que recién pudimos usar hoy porque la de Perez estaba un poco alta y necesitábamos herramientas para bajar el asiento. No pudimos volver andando porque estábamos en pleno centro y no había ningún lugar donde pedir prestada una llave inglesa. Así fue como, por primera vez, me tomé un subte con una bici. Era el sueño de mi vida. Poder combinar transportes con la bici es lo más. Fue un momento histórico y, a su vez, algo estresante, porque los vagones estaban llenos y molestamos un poco a los pasajeros. Algunos nos miraron con cara de orto, pero nada nos quitó la alegría.

Hoy anduvimos todo el día con las bicis y recorrimos parte de la ciudad que nos venían quedando afuera del recorrido. Atravesamos parques, anduvimos por al lado de un canal, nos dejamos perder entre edificios comunistas que eran todos bastante parecidos, nos tropezamos con algunos canteros que estaban tapados por las hojas de los árboles, ahorramos en pasajes (¡veníamos pagando 2 euritos cada viaje! ¡Veníamos pagando siempre! Eso fue todo una novedad, ya hablaremos sobre las distintas formas de colarnos en el transporte público). ¡Cuánta onda le suma la bici a la vida! Todo empieza a ser mejor en Berlín con las bicis y empezando a dejar atrás las historias tan tristes con las que estuvimos en contacto hasta ahora.

lunes, 9 de noviembre de 2009

EL TIO ESTEBAN

En distintos momentos del viaje, nos acercamos a gente un poco mayor, que siento que nos toma por sus sobrinos postizos y nos pasea, nos consiente, nos alimenta y nos contiene un poco. En Francia, ya se dijo, fue el turno de Marylene y en Bélgica, en unas semanas, nos esperan Sergio y Silvia, los tíos de mis primos (espero que se entienda ese parentezco), quienes ya anunciaron sus ganas de pasearnos. Ahora nos adoptó Esteban, un argentino cincuentón amigo de una amiga de Perez.

A Esteban lo vimos por primera vez la semana pasada, recién llegados. Nos acercamos hasta su oficina (es periodista y trabaja en una agencia de noticia) y fuimos a tomar un café por el centro de Berlín. Nos recomendó museos, me ayudó con mi nota, charló con Perez sobre su amiga en común, nos dio un pantallazo sobre el momento actual de Berlín y nos ofreció su bicicleta. Cuando nos presentamos nos dio dos besos, bien a lo europeo, pero cuando nos despedimos, un rato después, nos dio un solo, como en la Argentina.

Ayer le mandé un mail para chequear un dato y él ya nos había escrito el día anterior para ver si armábamos algún plan. Es macanudo el tío Esteban, alto, de ojos claros y se mantiene en forma porque corre casi todos los días. Nos prestó la bici y, cuando nos encontramos para que nos la diera, vino con su novia, una violinista petisa que lucía trencitas y sonría ante cualquier cosa que le decías. Se fueron juntos en la Vespa del tío, que se la compró el año pasado. Hoy tal vez me acompañe a una misión que, si llega a salir, la cuento, pero no quiero adelantar nada para no ilusionarme.

domingo, 8 de noviembre de 2009

NO HAY NADA QUE FESTEJAR

Desde que llegué a Berlín que siento que no hice otra cosa que trabajar para una nota que acabo de terminar y que mañana reeleré con más luces para luego entregársela a la editora de la revista del diario Crítica. Si todo sale bien, y creo que así será, se publicará el próximo domingo. Desde Buenos Aires, me imaginaba que este artículo iba a ser más fácil de hacer. "¿Cómo vive Berlín los 20 años de la caída del muro?", supuse que iba a ser el eje. Grande fue la sorpresa cuando, una vez acá, empecé a sospechar de que a nadie le interesaba esta fecha, sólo a los medios de comunicación y a los políticos que sacan algún rédito con él. Las primeras personas que contacté no se mostraron muy entusiasmadas con compartir su testimonio y me encontré con la barrera del idioma cuando pensé en charlar con gente normal, en la calle o en bares.

Por suerte, antes de salir de Paris, le escribí, en un gesto desesperado, a una periodista de Clarín cuyo mail aparecía en un especial sobre el muro. Le conté mi situación y me pasó el contacto de Javier, un periodista argentino que vive acá y que es traductor. Le escribí y quedamos en vernos en la primera noche que estuvimos en Berlín. Llegamos 45 minutos tarde al encuentro porque nos perdimos. No hacía falta ser muy perceptivo para darse cuenta de que Javier estaba re caliente por el plantón. Charlamos un rato, intenté remar la situación y quedamos en salir juntos el jueves.



Ese día nos fuimos de expedición a Marzahn, un barrio en el que hubo un campo de concentración y luego, con el comunismo, fue el lugar elegido para construir cientos de monoblocs. En sus calles hablamos, gracias a la intervención de Javier, con vecinos, jóvenes y viejos, sobre el comunismo, el muro, el capitalismo y la derrota. Mencionaron a Perón y a Hitler. Nos contaron que antes estaban mejor, que había trabajo y que lo peor que les pasaba era que no podían salir. Hoy a la noche le dije a Perez que me sentía un buen alumno de Polosecki, a quien admiré en mi adolescencia por su desprejuicio por hablar con cualquiera. La historia que encontré para contar fue en un bar de derrotados, con los que charlé a la misma hora en la que U2 tocaba en la Puerta de Bradenburgo.



Agradezco a Javier por haberme ayudado a dialogar con esta gente. También a Perez, por su paciencia en estos días en los que estuve tan monotemático y algo estresado. Acabo de terminar la nota aunque recién la voy a mandar mañana a la mañana, cuando tenga un poco menos de sueño. Ahora espero meterme un poquito más en la ciudad y salir un poco de Marzahn, a donde volvimos hoy por segunda vez. Ojo, voy a seguir laburando. El viernes tengo que entregar una nota para el suplemento No, pero para eso falta mucho y creo que ya no voy a tener tantas limitaciones para el idioma porque no voy a tener que hablar con viejos sino con jóvenes.